La noche negra de la Selecta tuvo varios capítulos desde el "Fuera Hugo" de la afición hasta el "nuestro fútbol está en la calle, no tenemos nada" de Hugo Pérez en la conferencia de prensa. Y el cara a cara del DT con el periodista Karsten Rivas "No mientas". Secuelas de una derrota que no estaba en el guión, más por el flojo rival que por la actualidad de El Salvador. Pero quitar al entrenador solo sería ver el árbol que tapa el bosque.
En el fútbol, la única verdad son los resultados. De nada sirve que El Salvador haya tenido progresos, que su funcionamiento haya sido aceptable. Que el taco de Roldán que dio en el travesaño hubiese sido uno de los goles más comentados de los últimos tiempos en el país. Todo queda sepultado por el resultado. Y el resultado no fue positivo, como en los últimos 13 partidos, un récord que duele.
"Nuestro fútbol está en la calle": Hugo Pérez
Vayamos por partes: la realidad vista en el campo de juego fue que en el Mágico González, El Salvador mostró progresos futbolísticos. Que hubo juego fluido, coordinaciones en ataque y se llegó con peligro varias veces.
Que los cambios fueron positivos. Que Dustin Corea tuvo un gran primer tiempo y metió dos asistencias en el partido aunque luego se desdibujó, que Alejandro Henríquez mostró cualidades como lateral izquierdo, que Leo Menjívar haya ratificado que es la aparición más importante de nuestro fútbol, que Brayan Gil sigue siendo un delantero más que interesante. Claro, la falta de definición se paga cara y los errores atrás muchísimo más.
Para muestra un botón: Alex Roldán y Eriq Zavaleta cometieron, ante Guatemala y Trinidad y Tobago,, graves equivocaciones puntuales que terminaron en goles rivales. Y posteriores derrotas. Por cierto, como hubieran ardido las redes sociales si esos errores los hubiesen cometido jugadores de la liga local como, por ejemplo, Roberto Domínguez. Hubieran sido tendencia -negativa- una semana. Hoy, de esos errores, no se habla tanto.
El clima más tenso sin embargo se vivió después del partido. En una caldeada conferencia de prensa el entrenador expuso, casi a los gritos, lo mal que está El Salvador futbolísticamente hablando. Algo que, por ser cierto, no deja de ser sabido, conocido y repetido. Los últimos resultados de la Copa Centroamericana lo demostraron crudamente. El retroceso del fútbol salvadoreño en estos últimos años en cuanto a resultados ha sido contundente. A nivel clubes y a nivel selección.
El DT tuvo un encuentro cara a cara con uno de sus más acérrimos críticos, el periodista Karsten Rivas. Parecía que la situación se salía de control ante la acusación de mentiroso que hizo el entrenador. Finalmente no pasó a mayores, pero fue un síntoma más de una noche agria y convulsa. No es la primera vez que técnicos de la Selecta se enojan con algunos periodistas.
Las más recordadas en últimos años: el "cobardes, malnacidos antipatriotas" de Rubén Israel contra periodistas de la KL o "hay gente mala leche, que quiere que pierda al Selección" de Chochera Castillo contra ESPN, cuando denunciaba que periodistas se le metían en el hotel de los jugadores.
La solución no es quitar entrenadores. Se dice ahora y se dijo cuando estaba Carlos De los Cobos y se lo apuntaba como el gran mal del fútbol salvadoreño. O cuando estaba Primitivo Maradiaga. Lo mismo con Rubén Israel, Chochera Castillo, Albert Roca, Eduardo Lara y siguen las firmas…
Cuando había sintonía con la afición y algún mínimo resultado positivo, entonces venían los encontronazos con los directivos. Y así. El círculo vicioso y la rueda de los DT continuará siempre y cuando el fútbol salvadoreño esté atrasado en una liga con campos de juegos pésimos, sin trabajo ni competencias en las bases, sin organización nacional de torneos de fuerzas básicas, sin infraestructura mínima en los equipos para el fútbol profesional, sin dirigentes serios que traten al jugador como merece y solo piensen en el "resultado del domingo".
Mientras tanto, se pueden seguir cambiando entrenadores y el resultado siempre será el mismo. El árbol seguirá tapando el bosque.