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Efectos de la pornografía en la percepción de la mujer

El material pornográfico se ha “normalizado” con el paso del tiempo, pues se tiende a señalar que su consumo no afecta a nadie, ya que “solamente se trata del espectador”. Sin embargo, aparte de poder ser considerado moralmente incorrecto, no se toma en cuenta el efecto que tiene esta clase de contenido en la percepción de la imagen de la mujer y su rol en la sociedad

Por Andrea Marcela Castillo |

Un estudio revelado por Save the Children señala que ocho de cada diez chicos, con edad media de doce años, consumen contenido pornográfico de manera activa. Por otro lado, solamente el 4 % de adultos y jóvenes familiarizados con este contenido lo consideran algo moralmente incorrecto, mientras que el otro 96 % lo acepta o muestra indiferencia.


El material pornográfico se ha “normalizado” con el paso del tiempo, pues se tiende a señalar que su consumo no afecta a nadie, ya que “solamente se trata del espectador”. Sin embargo, aparte de poder ser considerado moralmente incorrecto, no se toma en cuenta el efecto que tiene esta clase de contenido en la percepción de la imagen de la mujer y su rol en la sociedad, pues de manera indirecta se crean estereotipos o idealizaciones que no van de acuerdo con la realidad.

Primeramente, sobre las adolescentes, jóvenes y mujeres cae la responsabilidad de cumplir con “los estándares de belleza dentro de la sociedad”. Dicho esto, cuando las personas que consumen este contenido ven a una mujer que no tiene cintura perfecta, no se ha depilado las piernas o es de complexión delgada, le hacen creer que no es como debería verse. Así es como comienzan los problemas de autoestima, el sentimiento de insuficiencia y la necesidad de buscar aprobación realizando un cambio de imagen radical con el que la mujer puede que no se sienta completamente cómoda. ¡Qué lástima que no se puede ser ciento por ciento auténtica sin ser criticada físicamente!


También suceden los problemas del acoso y la morbosidad. El consumo de material pornográfico deprava tanto la mente que ya no se puede ver a una mujer sin pensar en analizar otra parte de su cuerpo. Estos problemas se comienzan a dar en la adolescencia, cuando una chica y un chico se encuentran hablando y él no es capaz de verla a los ojos sin antes analizarla de pies a cabeza y detenerse en los pechos. Asimismo, las mujeres tienden a ser acosadas utilizando atributos de su cuerpo y es común, pero no correcto, escuchar en la calle los “piropos” muy incómodos e irrespetuosos. Incluso, muchas mujeres cargan armas de defensa personal porque, lastimosamente, se sienten indefensas ante este tipo de circunstancias cuando no debería ser así.


Otro problema es que se generan bromas de doble sentido entre grupos de amigos o conocidos que son “chistosas” para quien no las sufre. Se ha normalizado encontrarle algo sexual a todo y no debería ser así; muchas mujeres ya no se sienten seguras dentro de un grupo. Sucede que una mujer no puede estar comiendo una fruta porque lo malpiensan; ya no puede agarrarse de un tubo o columna, porque lo malpiensan; ya no se puede acomodar la blusa en público, porque lo malpiensan. ¡Son cosas tan normales que sexualizan por la depravación de la mente!

Además, la pornografía causa efectos a nivel cerebral, pues se ha demostrado que mientras más se consume este contenido, más se reducen las conexiones nerviosas que mantienen el cerebro activo y reduce la función de otras áreas. El consumo constante hace que el cerebro lo “normalice” y cada vez busque contenido más explícito. De aquí se comienzan a generar los problemas del acoso a las mujeres e incluso, las violaciones. Según el artículo de la psicóloga Acosta Medina para Kliquers, ha habido un incremento en la trata de personas con propósitos de esclavitud sexual de hasta 21 millones de víctimas a nivel mundial.


Las autoridades a nivel de salud y psicológico deberían encargarse de cerrar las puertas a esta clase de contenido, es decir, censurar las páginas que lo producen y lo distribuyen. Es triste saber que muchas de estas personas que conocen el daño de la pornografía sobre las mujeres no tomen cartas en el asunto e incluso quieran asociarlo como “algo bueno”. Es decepcionante presenciar cómo la sociedad ha normalizado este tipo de imágenes y videos dañinos para la salud de los espectadores a nivel cognitivo y psicológico. Pero es más impactante ver cómo las mujeres siguen siendo afectadas de manera directa por esta clase de contenido.


Andrea Marcela Castillo

Estudiante de Economía y Negocios

Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)

KEYWORDS

Opinión Salud Mental

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