Colombia, el mayor productor de cocaína en el mundo, está analizando la despenalización de la cocaína, según lo reporta el Washington Post.
El prestigioso medio estadounidense da cuenta de cómo el gobierno de Gustavo Petro, el primero de izquierda en ese país sudamericano, ha propuesto el final de la prohibición. En cambio, lo que buscan establecer es un mercado regulado por el Estado.
La justificación es, según declaraciones del oficialismo recogidas por el Post, quitarle poder a los carteles que ahora controlan ese tráfico y, con ganancias astronómicas, tienen la capacidad de disputarle el control al Estado en grandes territorios.
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Este sería el paso más ambicioso en cuando a despenalización de drogas en Latinoamérica. Varios países han avanzado hacia la despenalización del cannabis, pero nadie ha considerado la cocaína… Hasta ahora.
Colombia ha sido, además, uno de los dos epicentros de la guerra contra las drogas en el continente, junto a México. Estados Unidos ha invertido miles de millones de dólares en ambos países para prevenir el paso de drogas y otros crímenes conexos. Dentro de esta “guerra”, la despenalización de la cocaína es un tema inédito.
“Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado”, dijo en su discurso inaugural Gustavo Petro. Y su gobierno está analizando los siguientes pasos.
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Según el Post, un funcionario de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) expresó temores sobre lo que esta decisión podría implicar para la relación de colaboración entre Washington y Bogotá.
“Incrementalmente se mataría la cooperación. Sería devastador, no solo regionalmente pero globalmente”, advirtió.
Colombia, sin embargo, parece determinada a estudiar el plan. De hecho, el principal funcionario antidrogas del país, Felipe Tascón, dijo que buscará acercamientos con otros productores de cocaína en sudamérica —Bolivia y Perú— para intentar avanzar como bloque unificado.
Portugal ya hizo lo que Colombia planea
En 2001, Portugal encabezó un experimento similar de despenalización de marihuana, cocaína, heroína y crack. Con el caso de las últimas tres drogas, quienes formularon la política pública lo hicieron pensando en las consecuencias no intencionadas de la prohibición.
Un estudio del Cato Institute en 2009 dio cuenta de los resultados positivos de este experimento. La prevalencia en el uso de estas sustancias y las muertes vinculadas a estas se redujeron significativamente.