¿Qué hace la Dirección Nacional de Obras Municipales (DOM)? El presupuesto para el 2022, que sobrepasa los 30 millones de dólares, parece destinado a que la corriente se lo lleve como sucede con el caos y la tragedia que vivimos cada vez que llueve; mientras, se construyen residenciales y el ciudadano pobre debe recibir todos los embates del olvido de una municipalidad que aboga por “los mismos de siempre” y no por ese voto que creyó en el cambio.
Realmente el país camina hacia atrás. Se cumple ese viejo dicho de poner la carreta delante de los bueyes ,pues mientras la Alcaldía de San Salvador prepara con bombo y platillo el inicio de las fiestas agostinas, vemos cómo, por otro lado, las calles se inundan, hospitales, inundados, losetas cayendo, enfermos que tienen que ser trasladados a otras áreas y me pregunto ¿tan necesaria es la celebración de fiestas patronales?
Llevamos dos años sin celebrar las fiestas y no pasaría absolutamente nada si no se celebran, pues matamos dos pájaros de un tiro: se evitan contagios masivos de #COVID_19 y a la vez ese dinero que se invertiría en mitigar tantos desastres que estamos viviendo en la capital.
Tristemente es más fácil vender una imagen de extrema felicidad cuando son miles de hogares los que sufren los embates de la naturaleza, hogares pobres, allí están tan reales y presentes. Hay que ver también al personal de salud protegiéndose de que no caiga el techo sobre ellos, mientras el agua corre como un río por pasillos.
Solo traigo un mal recuerdo: ¿por qué no cancelar el seguro de vida a los familiares del personal de salud que falleció durante la pandemia?
Dinero hay, sólo que las prioridades son totalmente diferentes a las que el país necesita; no podemos seguir creyendo que la culpa o responsabilidad es de los últimos treinta años de gobierno;vamos para el cuarto año de gobierno y no hay excusa que valga ante los desaciertos tanto de la alcaldía capitalina como del Estado; el país ha sufrido demasiado y se debe revisar detenidamente las prioridades a enfrentar; suspender por tercer año consecutivo las festividades en nada cambia; al contrario, se gana mucho y todos esos recursos destinarlos a lo que realmente afecta la vida diaria del ciudadano. A eso se le llama que el bien común esté por encima de vender humo a una población cansada de tanto despilfarro; sin embargo y queriendo estar equivocado, día a día la situación económica y social del país se vuelve más complicada: podemos ver el altísimo costo de la vida y ver a un régimen de excepción que perdió el rumbo.
Nuevamente debo recordar que la vida no es cuantitativa sino cualitativa, basta una tan sola muerte de un recluso para revisar todo lo que está pasando; sin embargo, a nadie parece importar.
¡Prioridades! No se puede improvisar. Sabemos que cada invierno tendremos daños; sin embargo, nunca se piensa en prevenirlos. Todo es para ayer cuando lamentablemente somos un país tan vulnerable y hay tanto por hacer que quizá el período que dura el mandato del alcalde hasta resulta corto si se tuviera interés en resolver todos los problemas que aquejan a la población.
No debemos olvidar que el covid vino para quedarse y poco a poco hemos bajado la guardia y, al contrario, deben las autoridades evitar en lo posible todo lugar donde se concentre muchas personas pues así evitamos tener una sexta ola. Debe la alcaldía de San Salvador, el Ejecutivo y la DOM evaluar lo que es imperativo realizar y lo que pueda esperar; no es criticando sino aportando soluciones que el país saldrá adelante. Lamentablemente vivimos cada día más divididos, hay buenos y malos y un fanatismo que no permite ver la realidad que duele; quizá haya más necesidades que soluciones y debemos entender que somos un país pobre donde apenas se sobrevive y que tantos recursos que son mal utilizados, sirvan para paliar los problemas reales del país. No puede ser el maquillaje lo más importante cuando se debe dejar de priorizar desde el ámbito político y priorizar con la realidad que nos estalla en la cara y que sea la parte humana la que lleve todas las de ganar.
Médico.