“Me duele, así como murió, él no se merecía eso; pero su muerte quizás Dios lo permitió porque estaba sufriendo mucho y quizás él le pidió morir”, dice Reina de Quintanilla, esposa de Rafael Antonio Quintanilla, de 56 años, quien fue capturado en el marco del régimen de excepción y murió en el hospital nacional Rosales en San Salvador, el pasado 7 de junio.
Hace un mes, cuando regresaba de dejar a unos clientes, los policías lo capturaron en el barrio Las Flores, en La Unión, y fue llevado al centro penal La Esperanza, conocido como Mariona, donde su salud empeoró ante la falta de medicamentos, aseguraron sus familiares.
Los restos de Quintanilla fueron sepultados el jueves 9 a las 4:00 de la tarde en el cementerio privado en el municipio de Conchagua; donde hubo una masiva asistencia de los miembros de la iglesia Manantial de Bendición, donde se congregaba, así como de sus compañeros de trabajo, familiares, vecinos y amistades.
Sus compañeros le ofrecieron un breve homenaje en el sitio donde por años hacían metas con sus vehículos, su trabajo era de picacheros transportando personas a diferentes lugares.
Entre globos de colores negro y blanco con una fotografía que le hicieron el último día que lo vieron en el punto antes de ser capturado por la Policía; los despidieron como un recuerdo a los buenos momentos que compartieron. El féretro de Quintanilla reposó por varios minutos, entre llantos y canciones dedicadas a los buenos amigos.
“Si él hubiera estado en la casa estuviera allá en la hamaca acostadito, pero quizás donde lo tenían estaba sufriendo mucho y le pidió a Dios la muerte", Reina de Quintanilla, esposa
En el cementerio, el pastor José Salomón Bonilla y el resto de la congregación le dieron homenaje con un breve mensaje y entonaron el coro que al hermano Quintanilla le encantaba.
“Lo recordaremos como aquella persona que siempre andaba alegre, el hombre que no sabía leer pero que sabía muchos textos de la Biblia, quizás más de los que nosotros los que leemos”, agregó el pastor Bonilla.
LISLIQUE: Tres personas sobreviven en derrumbe de una vivienda
Quintanilla era un veterano del Ejército, estuvo de alta militar durante la guerra, llegó a tener el rango de cabo, en el batallón al que estaba asignado, sus compañeros le decían Bomboni, dijo uno de sus hermanos, Rigoberto Quintanilla.
Rafael Antonio Quintanilla, por años se dedicó al trabajo de la construcción, un oficio que heredó de su familia; todos sus hermanos se han dedicado a la construcción y reparación de viviendas y otras infraestructuras.
Luego de ser diagnosticado de varias enfermedades crónicas por lo que dejó la construcción y decidió comprarse un pick up usado para dedicarse al trabajo de picachero. A partir del 2001, junto a su esposa, se congregaba en la iglesia, donde fue líder de células.
Lo detuvieron en el 2016, las autoridades lo acusaban de haber transportado a los pandilleros que asesinaron a Pedro Enrique Ochoa Funes, un sargento de la delegación policial de La Unión; pero después de varios meses de prisión preventiva recobró su libertad a falta de pruebas, indicaron personas cercanas a la familia.