Han pasado 41 años desde que la niña Lety o Leticia Isabel Zelaya de Ascencio instaló su venta de frutas “picadas” en las afueras del Complejo Educativo Basilio Blandón, en Usulután siendo un testigo fiel de los cambios estructurales de la edificación escolar, así como el paso del personal docente y los cientos de jóvenes que complementaron sus estudios hasta el 9º grado y ahora bachillerato.
“Acá vendo fruta, café, panes con pollo, me levanto a las 3:00 de la mañana para preparar todo y ya las 6:00 de la mañana estamos instalados. Con este negocio saqué a mis hijos adelante: una es licenciada, un ingeniero en sistema, otra trabaja de secretaria y una hija que falleció, me dejo tres niños que también estoy sacando adelante y los tengo estudiando en esta escuela” comentó Leticia Zelaya.
A pesar de lo pesado de la faena, niña Lety espera poder continuar unos 10 años más.
"Mi esposo está enfermo y creo que ya faltando él, voy a venir días sí y días no por el transporte, pero si aprendo a manejar, sí estaré acá todos los días", comentó la mujer quien no se niega la posibilidad de aprender algo nuevo.
Los ex alumnos del centro educativo aún se acuerdan de la niña Lety, “como uno o dos que han venido de los Estados Unidos me han traído algún regalo; uno me trajo una hielera justo cuando se me había arruinado la que tenía y me dejó un dinerito”. La mujer recordó que en varias ocasiones apoyó a los niños cuando buscaban algo que comer, pero no portaban dinero.