Aunque la presidencia de Nayib Bukele se ha caracterizado por una serie de engaños, avalados ciegamente por su Asamblea Legislativa, posiblemente el mayor de todos sea la promesa que hizo aquel famoso 15 de septiembre, cuando el pueblo masivamente dijo BASTA, mientras él en CAPRES protegido por su guardia pretoriana y ante el cuerpo diplomático, prometió una reforma de pensiones, para dar al pueblo pensiones dignas, lo que aún no ha sucedido, aunque la sigue postergando sin motivos aparentes.
De acuerdo a su estilo autocrático de gobernar según sus caprichos, aunque la reforma de pensiones requiere de estudios y opiniones de especialistas, no ha pedido la colaboración de economistas capaces de realizar los estudios actuariales necesarios, ni del Lic. René Novelino, que por muchos años ha estado involucrado en el sistema previsional, ni ejecutivos de las dos AFP con probada experiencia.
Porque a Bukele no le interesa una reforma de pensiones que beneficie a la población, porque el primer paso sería pagar a los ahorrantes de las AFP los millones de dólares que les exige para poder pagar a los cotizantes del ISSS y del INPEP, quebrados por haber sido manejados por el estado.
Otra difícil pero necesaria decisión, sería convencer a la población de la conveniencia de aumentar la edad de jubilación para que al cotizar más tiempo, sus pensiones sean mayores.
Una vez más, el populismo ha sido el factor determinante al formar la mesa que estudia la reforma de pensiones, fraguando el gran engaño con miembros de sindicatos afines al gobierno y algunos de sus funcionarios sin capacidad académica ni experiencia en el tema, pero dispuestos a aceptar lo que conviene a Bukele para aliviar la dramática situación fiscal que enfrenta, robándose los ahorros de los trabajadores y suprimiendo las AFP para crear una institución gubernamental que administre los fondos.
El gran engaño de prometer una jubilación con el 70% del sueldo demuestra ignorancia, pues el sistema quebraria en pocos años y no habría recursos para pagar las pensiones de los que todavía forman la fuerza laboral activa.
Hay además una cadena de engaños que a diario nos dedica el gobierno, pero que el pueblo ignorante que lo eligió y lo apoya no alcanza a percibir que se están sembrando su propia estaca.
El Hospital Veterinario construido con una falsa ganancia del Bitcóin, para esconder la pérdida de más de $36 millones, permite a Bukele a seguir apostando y perdiendo, con fondos públicos, como en un ruleta rusa, a pesar de las advertencias de especialistas y empresas financieras extranjeras, que la criptomoneda únicamente funciona para millonarios, capaces de invertir su capital y mantenerlo inactivo hasta que suba y obtengan ganancias. En ningún caso para un país pobre, carente de servicios de salud y educación y sin acceso a los servicios básicos, ni techo ni empleo dignos.
Las advertencias de instituciones internacionales de que el país caerá en impago y la caída diaria del valor de nuestros bonos, a pesar de las mentiras evidentes del Ministro de Hacienda, son una señal inequívoca de que construir un aeropouerto, un tren, concesionar el Puerto de la Unión, el nuevo Hospital Rosales, el viaducto de Los Chorros, no son promesas de dudoso cumplimiento, sino engaños descarados para dormir al pueblo y mantener una popularidad inútil.
El discurso de que 27,000 capturados están terminando con el flagelo de las maras, es ofensiva para los miles de inocentes víctimas de la cuota obligatoria impuesta a soldados y policías, indiferentes al dolor de los miles de familiares que injustamente sufren de esta política de represión. Solo Dios con ellos y la simpatía de millones de salvadoreños.