Debido a que se ha quedado sin dinero, el gobierno de Bukele podría confiscar los ahorros de pensiones de los trabajadores salvadoreños, advierten las agencias internacionales, una amenaza que venimos denunciando desde hace largo rato: debido a sus despilfarros, al mal manejo de los recursos públicos, a las fallidas compras de bitcoin que día a día pierden su valor, el régimen está preparando un golpe en la Asamblea de sumisos para disponer de los ahorros de pensiones de los trabajadores y no caer en impago.
Un gobierno no puede actuar como un marinero borracho tirando dinero a diestra y siniestra sin sufrir las consecuencias, en este caso la virtual quiebra del país, pues vienen pagos a corto plazo con las arcas estatales vacías.
El régimen ha pensado en poner a la venta bonos en bitcoins, pero no ha logrado arrancar, como señala Bloomberg, ya que las perspectivas para tales “inversiones” no pueden ser peores, más después de que las calificadoras de riesgo como Moody’s bajaran la calificación del país a los niveles mas bajos concebibles, información que todo inversor consulta, pese a lo de siempre: las descalificaciones del ministro de Hacienda a esas entidades, acusándolas de no tener la capacidad de nada, literalmente diciendo que son montajes contra el gobierno “más cool del mundo mundial”, arrojar sombra sobre una fulgurante trayectoria como estadista.
Pero Moody’s, al igual que EMFI, son organizaciones de prestigio internacional que no pueden engañar pues eso las liquidaría en el acto, además de que sus advertencias, sus “caveats” casi son innecesarias pues cualquier inversor puede enterarse de lo que son las crudas realidades en nuestro país:
—el orden democrático fue violado, suprimiendo las garantías constitucionales a la propiedad;
—un país en el que el poder se concentra en un solo individuo o clan de hermanos deja todo al capricho de lo que este grupo decida, incluyendo los fondos que se coloquen en las bolsas locales;
—que El Salvador lleve la misma ruta que Nicaragua pero a un paso más acelerado, no es para que inversores, dueños de bienes, organizaciones duerman tranquilos, pues “cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, echa las tuyas a remojar”;
—no es ninguna buena seña, para ponerlo en términos suaves, que congresistas de ambos partidos en Estados Unidos se unan en denunciar lo que acontece en nuestro país, lo que los inversores no pueden ignorar.
Si se advierte que la casa está carcomida de polilla, en este caso de corrupción como han venido denunciando en el Congreso y se pregona urbi et orbi, ningún inversionista vendrá a morder el anzuelo.
Como campos diezmados por plagas quedará nuestro El Salvador...
Caer encima de las pensiones, de los ahorros de trabajadores de todo nivel en nuestro país, incluyendo de personas que voluntariamente se sumaron al sistema, es equivalente a montar “puntos de asalto” para desplumar a viajantes.
Como el régimen decretó vía la Asamblea bajo su control que cualquier propiedad puede ser expropiada “por interés público”, después de robadas las pensiones y para cubrir el siguiente enorme agujero fiscal, no puede descartarse que Bukele comience a confiscar haciendas, bienes rurales, edificaciones, etcétera, para subastarlas y embolsarse el dinero.
La Biblia narra cómo una de las plagas del Apocalipsis asemeja a lo que dejan las “langostas”, los chapulines en su paso por sembrados: arrasan con todo, los campos quedan yermos, sin vida.
Tal es la amarga perspectiva que como una sombra infernal se cierne sobre El Salvador y su gente: una nación en bancarrota, pelada, sumida en la desesperanza, con viejos, discapacitados y mujeres pasando hambre y enfrentando una muerte en la miseria...