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Carta a los que quieren marchar el 1 de mayo: No se dejen intimidar

Por Paolo Luers
Periodista

Estimados amigos:

El gobierno quiere hacer creer al país que quienes marcharán este 1 de mayo son defensores o incluso colaboradores o miembros de las pandillas. Mentira. Piensan que con esta amenaza, en tiempo de régimen de excepción, nos van a intimidar y que nos vamos a abstener a marchar y protestar. Están muy equivocados.

Los trabajadores tienen 136 años de ir a la calle el 1 de mayo para reivindicar derechos sociales y civiles en todo el mundo. En el siglo XX, lo que nació como una actividad de los trabajadores organizados se convirtió en el día de movilización en contra de las dictaduras, en pro de la paz, de los ecologistas, los estudiantes rebeldes, las feministas.

Quienes piensan que con un estado de excepción, con difamaciones y con amenazas pueden evitar que este 1 de mayo haya una marcha masiva en San Salvador, están equivocados. Es mentira que con el actual estado de excepción quedan prohibidas las manifestaciones públicas. Por más que quieran intimidarnos, nuestro derecho constitucional de organizarnos, manifestarnos y expresarnos libremente no está suspendido.

Y por supuesto, habrá también protesta contra los abusos y las detenciones arbitrarias, que bajo el manto de la ley de estado de excepción están cometiendo contra los jóvenes en los barrios y comunidades pobres. Una violencia estatal tan fuerte produce reacciones, y el 1 de mayo es la plataforma pacífica para expresar el descontento y demandar respeto a los derechos civiles.

Muchos sindicatos están bajo el control del gobierno, resultado de una política de garrote y zanahorias, amenazas y prebendas – pero no todos. Habrá sindicatos que marcharán el domingo y no estarán solos. Marcharán las mujeres que reivindican sus derechos. Marcharán familiares de los jóvenes detenidos arbitrariamente en las redadas. Marcharán estudiantes que mantienen viva la tradición de rebeldía y lucha democrática de las universidades. Marcharán jueces que protestan contra la pérdida de la independencia judicial. Y marcharán ciudadanos que se oponen al militarismo y al autoritarismo.
***
La primera vez que marché un 1 de mayo fue cuando como estudiantes del bachillerato nos solidarizamos con la huelga de los trabajadores de las fábricas de acero en nuestra ciudad. Los sindicalistas nos recibieron con aplausos.

En 1968, los estudiantes de Berlín, en pleno movimiento contra la guerra de Vietnam y contra el autoritarismo en la Alemania de la posguerra, decidimos unirnos a la marcha de los sindicatos y los trabajadores nos sacaron a golpes. No querían nada que ver con “los radicales”.

Ocho años más tarde, sindicalistas “renovadores”, trabajadores radicalizados y estudiantes antiautoritarios marchamos juntos en Berlín, en una concentración más numerosa que la “oficial” de las cúpulas sindicales y socialdemócratas. A mi me tocó hablar como representante de los sindicalistas de Siemens, en una plaza en el Wedding, el emblemático barrio de obreros. Tuve que interrumpir mi discurso varias veces, porque los helicópteros de la policía no dejaron de sobrevolar la multitud. Miles de puños y gritos se levantaron al cielo hasta que los helicópteros se fueron. Una fiesta.

Dos años más tarde, hubo en Berlín la concentración más grande de un 1 de mayo que yo he visto: Todas las tendencias de los movimientos sindicales, “oficialistas” y “renovadores” juntos, marcharon contra el despliegue de cohetes nucleares soviéticos y americanos en Alemania. Nos acompañaron miles de estudiantes, las organizaciones comunales, los movimientos ecologistas y feministas. Socialdemócratas y antiautoritarios, al fin juntos. Los comunistas, en su propio bloque, sin fuerza. Algunos grupos violentos, tratando de infiltrarse en la multitud, pero controlados por los equipos de seguridad de los sindicatos. Fiesta en toda la ciudad, toda la noche, con conciertos de rock en los parques.

En San Salvador, en plena guerra, acompañé como fotógrafo a unos cientos de sindicalistas y estudiantes valientes que desafiaron a las fuerzas de seguridad y fueron protegidos por la población, cuando la Guardia Nacional disolvió la marcha.
***
El 1 de mayo es de todos los que luchan por más justicia social y también por todos los que luchan contra la destrucción de la democracia. En El Salvador, como en todo el mundo. Estados de excepción y campañas de guerra sicológica no pueden evitar que en San Salvador se celebre el 1 de mayo.

Nos vemos el domingo 1 de mayo de 2022. Saludos, Paolo Luers

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