“¿Desde dónde vienen? ¿Qué buscan? ¿De quién huyen?” –nos preguntó un místico de la Ciudad de Luz en Akala. “Venimos desde un mundo lejano y azul, que nuestra misma ignorancia (avidya) nos lo hizo perder -respondí. Buscamos la paz del silencio estelar y del ´Tercer Cielo´. Huimos de nuestra misma especie humana. La misma que nos trajo desde el cielo en la ´carroza de fuego´ que luego se perdió en el tiempo profundo”. “¿Tiempo? –preguntó el asceta. ¿Qué es lo que llamas ´tiempo´?” “Lo que esclavizaba nuestra alma a lo que dejábamos atrás y a lo que estaba por venir” –dije sin hablar. Porque la raza azul era como los perros que hablan con la mirada, comunicándose entre sí y con nosotros. Como suelen hacerlo las almas puras al decir “te amo”. Para hablar con el espíritu celeste también debemos callar. Para verlo, cerrar los ojos. Para escucharlo, buscar el silencio profundo. Para que perdone nuestra ignorancia y errores, perdonarnos a nosotros mismos.” Luego quedamos en “enstasis” –el recogimiento interior. De donde proviene “éxtasis” la feliz abstracción del ser. El Universo también calló. (XXXIV) <“Éxodo del Sapiens Estelar al Universo” C.Balaguer-Amazon)>