El 17 de marzo de 1992 ocurrió el primer acto terrorista islámico en América Latina, que destruyó completamente la Embajada de Israel en Buenos Aires. 29 muertos, entre ellos cuatro de mis homólogos diplomáticos israelíes, 242 heridos, cientos de familias destruidas emocionalmente y preguntándose las razones: ¿Por qué inocentes, por qué Israel y por qué en Argentina?
El ataque terrorista perpetrado contra la Embajada de Israel dejó solamente escombros y oscuridad a plena luz del día. El país y su pueblo, conmocionados ante aquella adversidad, unieron sus fuerzas saliendo a la calle y acercándose a la zona de la tragedia, para salvar cuerpo a cuerpo vidas humanas o, tal vez, lo que quedaban de ellas.
Uno de los diplomáticos israelíes asesinados en este atentado fue el vice Embajador, David Ben Rafael, un diplomático brillante de alto nivel profesional. Me recuerdo que, como un diplomático joven en la cancillería israelí, mi jefe me indicó: Si quieres ser un buen diplomático, lee los reportes y cables de David. Qué triste que este excelente diplomático ya no esté con nosotros.
Irán, Hezbolá y su conexión local en Argentina perpetraron aquella masacre sin razón alguna, con el solo hecho de marcar su sentimiento y visión política: el odio a la independencia y a la libertad civil, reprimiéndola con el uso de la violencia y el odio.
Dos años después, Irán y Hezbolá volvieron a efectuar un nuevo atentado en Argentina, en el cual destruyeron la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), dejando 85 muertos y más de 300 heridos, en lo que es considerado ser el acto terrorista más grande en la historia de la República Argentina.
Los dos atentados terroristas, contra la embajada en 1992 y contra la AMIA en 1994, dirigidos hacia ciudadanos israelíes y argentinos inocentes, son una prueba más del carácter antisemita y brutal del fanático régimen de Irán, el exportador más grande del terrorismo en el mundo hoy en día. Irán, junto a Hezbola y Hamas, ha sembrado muerte y terror alrededor del mundo, desde Buenos Aires hasta Arabia Saudita, desde Bulgaria hasta Israel.
Considerando los esfuerzos agresivos de Irán para ampliar su influencia en América Latina, los países del continente deben denunciar al régimen extremista iraní, por ser el instigador de numerosos ataques terroristas internacionales, por financiar, entrenar y equipar con armamento a organizaciones terroristas, por tratar de obtener armas nucleares y por amenazar con borrar del mapa a mi país, Israel.
Embajador de Israel