"Seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible”, declaró el embajador de Nicaragua ante el Consejo Permanente de la OEA, Arturo McFields Yescas, el pasado 23 de marzo.
Pese a representar a Nicaragua y, por lo mismo, a Daniel Ortega, de manera sorpresiva y valiente el diplomático dijo más bien hablar en nombre de más de 177 presos políticos y más de 350 personas que han perdido la vida desde el 2018.
En todo esto, como sucede con otras demenciales dictaduras del Hemisferio, las presiones diplomáticas no sirven de nada. Los dictadores se ríen y continúan persiguiendo, amenazando, encarcelando e inclusive “desapareciendo” a sus opositores.
“Hablo”, prosiguió el embajador, “en nombre de los miles de servidores públicos de todos los niveles, civiles y militares, que hoy son obligados por el régimen de Nicaragua a fingir, a llenar plazas y a repetir consignas, porque si no lo hacen, pierden su empleo.
“Denunciar la dictadura de mi país no es fácil”, continuó el diplomático, “pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible es imposible.
“Tengo que hablar, señor presidente, aunque tenga miedo; tengo que hablar, aunque mi futuro y el de mi familia sean inciertos; tengo que hablar, porque si no lo hago, las piedras mismas van a hablar por mí”, subrayó.
El embajador reveló que días antes de anunciar el retiro de Nicaragua de la OEA, hubo una reunión en cancillería entre él y el equipo de asesores presidenciales.
“En este encuentro, yo sugerí que se liberaran por lo menos unos 20 presos políticos de la tercera edad y a otros 20 presos comunes cuya salud merecía y merece esta consideración. Esto sería, les dije, algo humanitario y políticamente inteligente, ya que nadie debe morir en la cárcel - y menos siendo inocente o por falta de atención médica adecuada, o no tener atención médica del todo”.
“Nadie me hizo caso, señor presidente. En este momento se me dijo: “No vamos a tomar nota de este comentario. Vos sabés lo que puede pasar, y acordá que la derecha, entre más se le da, más quiere. Esto es lo que se me dijo en este momento. En el gobierno, nadie, nadie escucha - y nadie habla. Intenté varias veces, durante varios meses, pero todas las puertas se me cerraron”, recordó.
Nicaragua es el único país sin diarios, sin información libre
El embajador McFields Yescas nos recordó la triste realidad de nuestros vecinos: “Desde 2018, Nicaragua se convirtió en el único país en Centroamérica, y probablemente en América Latina, donde no hay periódicos impresos, no hay libertad de publicar un simple tuit de un comentario en las redes sociales, no hay un organismo de Derechos Humanos, ni uno solo, no existe, todos fueron cerrados, expulsados o clausurados.
“No hay partidos políticos independientes, no hay elecciones creíbles, no hay separación de poderes, sino poderes fácticos. Este año se ha comenzado a confiscar las universidades privadas y se ha cancelado 137 ONGs -católicos, evangélicos, ecologistas... “170 mil nicaragüenses han huido del país, y otros están huyendo.
“Quiero decirles que la gente de adentro del gobierno y la gente de afuera está cansada, cansada de la dictadura y sus acciones....”
“No se puede seguir ignorando el horror de la dictadura nicaragüense”.
No es posible seguir ignorando el horror que se vive en Nicaragua, la corrupción del régimen y de sus secuaces, las masacres y capturas infames de todo aquel que podía poner en peligro la reelección de Ortega, incluyendo a Cristiana Chamorro, hija de Pedro Joaquín Chamorro, condenada a ocho años de cárcel por tribunales sumisos que, según su hermano Carlos Fernando, no respetan la defensa ni las garantías del debido proceso y reciben órdenes que les llegan a los celulares cuando van a sentenciar a los opositores al régimen.