Alejandro Mayorkas, Secretario de Seguridad de Estados Unidos, llegó a Costa Rica el martes para firmar un acuerdo de cooperación migratoria encaminado a dar respuesta a los flujos que inmigrantes que vienen del sur, como venezolanos o ecuatorianos, y cómo se les puede dar atención con programas de asistencia o asilo.
“Seleccionamos a Costa Rica como primer socio y amigo en firmar este importante acuerdo por su liderazgo en asuntos que impactan la región y, francamente, el mundo”, dijo Mayorkas ese día.
Mientras, el secretario de Estado Adjunto para asuntos de Energía de Estados Unidos, José Fernández, ofreció este viernes a la presidenta hondureña, Xiomara Castro de Zelaya, su apoyo para promover inversiones para el vecino país.
“Hay esperanzas porque el sector privado de Estados Unidos quiere invertir aquí porque quiere diversificar su producción”, dijo Fernández en su visita a Tegucigalpa, de acuerdo a un comunicado.
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Y más aún: este lunes, se espera que el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian Nichols y la Administradora Adjunta de la Oficina para Latinoamérica y el Caribe del USAID, Marcela Escobari, asistan a una Cumbre de la Alianza para el Desarrollo en Democracia (ADD) a realizarse, de nuevo, en San José.
Atrás quedaron los días en que altos funcionarios de EE.UU. llegaban a San Salvador a firmar convenios. No es extraño con la tirantez que el presidente Nayib Bukele ha mantenido con la administración del demócrata desde que asumió el poder en febrero de 2021, pero sí es inusual dadas las buenas relaciones que han tenido los gobernantes salvadoreños con Estados Unidos las últimas décadas.
Para el exembajador de El Salvador en Washington, Rubén Zamora, el cambio ocurre por los reacomodos en los gobiernos centroamericanos y el cambio de visión de Estados Unidos hacia la región, más el cambio de los republicanos a los demócratas, ambos interesados en detener la migración indocumentada pero con un énfasis diferente: atacar el origen, identificado como la corrupción y al falta de democracia.
“Viene una política distinta que ha tenido conflictos en Centroamérica, especialmente con el gobierno de El Salvador porque no quiere la democracia y está más que probado que tiene arreglos con las maras”, consideró Zamora.
Por eso, ante los golpes a la independencia judicial que dio la bancada de Nayib Bukele el 1 de mayo al destituir a la Sala de lo Constitucional, en El Salvador, y la persecución de parte del presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei a los fiscales especiales anticorrupción, a Estados Unidos le ha tocado buscar un acercamiento con la nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro, que rompió el bipartidismo en Honduras este año, cree.
“(Xiomara Castro) Es la que puede asumir un papel más cercano con Estados Unidos. Con Costa Rica no hay problema se mantiene la relación gane quien gane. Nicaragua es otra cosa, ahí es una dictadura. El problema es el Triángulo Norte de Centroamérica porque genera la problemática que tiene EE.UU. por las maras, la migración y el paso de droga”, consideró Zamora.
En eso coincide el experto en relaciones internacionales Napoleón Campos, para quien las sanciones de Estados Unidos del jueves a un cártel de droga en Guatemala es un aviso de lo que viene en la región.
“Centroamérica está amenazada por varios proyectos tiránicos que las ciudadanías democráticas debemos detener y derribar. Con tiranos corruptos en el poder, nuestros pueblos no tienen presente ni futuro dignos”, dijo Campos.
“Tenemos que ver si aún hay seriedad en la administración Bukele para corregir el curso democrático”, afirma subsecretario de Estado
Piden más sanciones
Para Juan Pappier, investigador de la ONG Human Rights Watch, los problemas de la región en cuanto al deterioro de la democracia ya son evidentes a nivel internacional.
“Sin duda, en Centroamérica sobran las crisis que ameritan la atención de la comunidad internacional. Daniel Ortega ha consolidado su control autocrático sobre Nicaragua, Nayib Bukele está empeñado en desmontar los pocos controles que quedan sobre su poder en El Salvador y muchos se preguntan si Xiomara Castro podrá sacar a Honduras de la crisis institucional y de criminalidad organizada que abruma al país. Guatemala podría pasar desapercibida en este contexto. Pero los desafíos que enfrenta el país son graves y urgentes”, escribió en un artículo firmado junto a su colega Tyler Mattiac.
Pappier enumera las sanciones que Estados Unidos y algunos países de Europa han impuesto a funcionarios guatemaltecos, como la Fiscal General, Consuelo Porras, incluida en la lista Engel de Estados Unidos por obstrucción de la justicia. Pero el investigador cree que no son suficientes.
“Se puede y se debe hacer mucho más. En primer lugar, la Unión Europea debería unirse a Estados Unidos e imponer sanciones a funcionarios guatemaltecos implicados en ataques al Estado de derecho. Algunos Estados miembros, en particular Italia y España, están frenando la respuesta de la Unión Europea. No deberían hacerlo”, consideró en su artículo de El Faro.
Campos también cree que las sanciones de la comunidad internacional son el camino para restaurar de la democracia en la región.
“La congresista Norma Torres aplaude la decisión del juez hondureño de dar luz verde a la extradición a EE.UU. del expresidente Juan Orlando Hernández. Esta es la ruta de los tiranos, corruptos, narcopolíticos de Centroamérica”, reaccionó el experto en relaciones internacionales este miércoles, luego de conocerse que el expresidente hondureño será extraditado a los Estados Unidos, señalado de nexos con el trasiego de drogas.
Para el analista hondureño Carlo Jiménez, todavía es muy pronto para saber si Xiomara Castro terminará cumpliendo las expectativas de gobernar con transparencia y apegada a las reglas democráticas.
“Prácticamente lo que ha hecho con una mano lo ha deshecho con la otra”, dijo en referencia al hecho que si bien se derogó la Ley de Secretos que amparaba la opacidad en los manejos del gobierno, también Castro ha aprobado una ley que otorga impunidad a los exfuncionarios de la gestión de su esposo, el expresidente Manuel Zelaya.
Sin embargo, Jiménez le da el beneficio de la duda y considera que se debe esperar a que se desenvuelvan los hechos.