La agresión del cruel despotismo encabezado por el criminal de guerra Putin —así lo llamó el presidente Biden— no resultó en la derrota fulminante de Ucrania, sino en un empantanamiento del ejército ruso, cuya principal estrategia en estos momentos es destruir blancos civiles y causar víctimas inocentes.
Tras estas atrocidades la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de la ONU, ordenó a Rusia que suspenda la invasión a Ucrania.
En la ciudad de Woznesenky, una población mediana, los rusos sufrieron hace un par de días una grave derrota a manos de las fuerzas ucranianas, cuyo ejército y liderazgo ha resultado sorprendentemente efectivo frente a la superioridad numérica en soldados y armamento rusos.
La agresión, que Putin creyó que iba a ser cosa de una semana, “pan comido”, en cambio ha puesto en evidencia las deficiencias graves del ejército y las estrategias rusos, siendo las principales, de acuerdo con analistas militares tanto estadounidenses como ingleses, las que siguen:
—la falta de coordinación entre la tropa en el campo y las líneas de abastecimiento, tanto para reponer tanques y vehículos militares como para suministrar alimentos y munición;
—se calcula que los rusos han sufrido un tanto más de cinco mil muertos en combate, lo que representaría alrededor de veinte mil heridos que deben tratarse en los hospitales de campaña que han debido improvisar;
—cuatro generales han muerto en combate, al menos uno de ellos blanco de francotiradores.
El que hayan enviado generales a supervisar las operaciones indica, se dice, que los comandantes de campo no tienen la capacidad de tomar las decisiones necesarias para vencer en las dos semanas que imaginaron, a un ejército, el de Ucrania, muy motivado, entrenado y liderado.
Putin esperaba que el control “de los cielos” sobre Ucrania iba a ser una realidad desde el primer momento, pero descubrió que la aviación ucraniana era mucho más efectiva de lo que imaginó. Previamente y anticipando la salvaje agresión, los ucranianos dispersaron su flota aérea para que no fuera el obvio blanco de aviones y misiles rusos, a lo que se agrega que sus pilotos de guerra han derrotado a pilotos rusos derribándolos. Adicionalmente los misiles tierra-aire suministrados por Estados Unidos a Ucrania se han demostrado muy efectivos, al igual que el armamento antitanques que viene destruyendo tanto camiones militares como tanques rusos.
No conmueve al régimen salvadoreño la tragedia en Ucrania
Los rusos escondieron parte de sus tanques y vehículos en zonas boscosas, pero no contaban con que el terreno húmedo, lodoso, entorpecería sus maniobras dejándolos como blanco de efectivos ucranianos usando misiles.
Forzar a un enemigo a concentrarse en terrenos blandos, sobre capas de hielo frágiles, fue la estrategia que permitió a Enrique IV de Inglaterra derrotar al ejército francés en Azincourt, como se narra en la obra de Shakespeare.
El ahora legendario príncipe ruso, Alejandro Nevsky, posteriormente santificado, aniquiló a los caballeros teutones, que portaban pesadas armaduras, al concentrarse ellos en una parte de un lago congelado donde el hielo se rompió bajo el peso de los agresores, que desde mucho tiempo antes saqueaban y desolaban los campos rusos.
Una de las grandes obras maestras del cineasta ruso Sergei Eisenstein es sobre este episodio histórico, siendo la otra “El Acorazado Potemkin”.
Para Rusia sería imposible mantener una presencia permanente que someta a los ucranianos, requiriéndose decenas de miles de soldados siempre expuestos a ser blanco de guerrillas móviles. La única salida posible es que Ucrania se convierta en una nación neutral, como al final de la II Guerra Mundial fue el caso de Austria, ya separada de Alemania.
El régimen de nuestro país y pese a la carnicería de civiles y destrucción indiscriminada, rehúsa condenar la agresión de Putin...