“Me encanta tu casa así que he decidido quedarme con ella; te doy dos días para que la desalojes...”
La Constitución, ahora pisoteada e ignorada día tras día, minuto a minuto, habla de la “función social de la propiedad”, pero con eso se debe entender que el derecho a tener bienes, tanto físicos como intelectuales, es lo esencial para sostener el entramado de una nación, garantizar la convivencia pacífica entre sus integrantes, no que al capricho va a determinarse si algo tiene o no “función social”.
Los ahorros de un trabajador custodiados por las AFP, una vivienda, una flotilla de microbuses y los permisos otorgados, una melodía, un nuevo sistema para controlar bovinos en pastizales, todo eso son bienes que deben reconocerse como propiedad de sus dueños, que no pueden tomarse de forma irregular, como sucedió el lunes con las 293 unidades de la cooperativa del señor Catalino Miranda, a quien sin debido proceso capturaron y embartolinaron.
El acto recuerda lo sucedido en marzo de 1980 cuando la junta golpista, cumpliendo órdenes de Washington, usurpó tierras para una “reforma agraria” y estatizó los bancos: un día antes los presidentes de las entidades financieras fueron convocados a Casa Presidencial, donde los hicieron pasar a un salón y no los dejaron salir mientras soldadescas armadas —las que justamente se califican como “chafarotes” a diferencia del soldado profesional que se rige por leyes, no por ocurrencias— se tomaron los bancos, lo que causo pánico y desmayos entre el personal.
Los bancos, con guardias nacionales de verde olivo en sus instalaciones, ya “en manos del pueblo”, en pocos meses cayeron en la bancarrota, pues se extendían créditos más por conectes políticos que por la solvencia de los usuarios, además de que, al fijarse el tipo de cambio vrs. dejarlo a las condiciones del mercado, se manipulaba.
En los viejos buenos tiempos la gente de bien no dudaba en calificar hechos como estos como robo a mano armada o, como dicen los abogados, robo agravado.
Se informa que los choferes militares que tomaron los buses ya dañaron cuatro unidades, como, mutatis mutandis está sucediendo con los improvisados que conducen tanques de guerra en Ucrania, lo que hace que tengan serios problemas con esos carros de guerra.
Violar el derecho de propiedad conduce rápidamente a hambrunas
Es obvio que el caos del lunes en las rutas 42 y 152 fue una réplica en pequeño del caos que tuvo lugar cuando jornaleros y agrónomos amigos de lo ajeno cayeron encima de las tierras más productivas de nuestro país y se hartaron en barbacoa ganado premiado de gran valor, saquearon las casas que sus dueños tenían en esas propiedades...
Las “tierras reformadas en manos del pueblo” al día de hoy están TODAS en bancarrota...
Al violarse “al capricho” el derecho de propiedad, un derecho que es el fundamento sobre el cual descansa la democracia y la libertad humana, casi de inmediato comienzan a presentarse las consecuencias tales como el temor y la incertidumbre de si la gente va a continuar invirtiendo en sus negocios, en producir bienes, en ampliar sus operaciones, pues no sabe en qué momento van a caerle encima en lo que con esfuerzo ha construido.
Lo usual es que los generadores de riqueza y empleo “voten con sus pies”, busquen países o actividades más seguras, dejando a centenares de miles sin empleo, además de que nadie en sus cabales va a invertir donde nada está seguro.
El ejemplo más trágico es Cuba, donde un par de asesinos, los hermanos Castro, han generado una hambruna, lo que lleva a que el actual déspota recomiende comerse las tripas de las gallinas...