Un grupo de jóvenes llegó el fin de semana pasado al cantón San Isidro, en el municipio de Izalco, departamento de Sonsonate para presenciar la semifinal y final de un torneo de fútbol, todo estaba bien, hasta que pandilleros de la 18, los amenazaron y les dijeron que les daban 10 minutos para que se fueran, sino se deberían atener a las consecuencias.
El gobierno en muchas ocasiones ha publicitado que el Plan Control Territorial que impulsa en todo el país le ha arrebatado el dominio a las pandillas; sin embargo, en las comunidades, caseríos, cantones y municipios, la población sigue viviendo el acoso e intimidación de estos grupos terroristas. Las extorsiones a pequeños negocios sigue dándose con total impunidad.
La efectividad del Plan Control Territorial del Gobierno de Nayib Bukele, de acuerdo con diferentes expertos en temas de seguridad es solamente propagandístico y publicitario, porque la población sigue viviendo el acoso a diario de estos grupos delictivos, que ven amenazado su territorio cuando llegan personas de otras zonas, que con considerados intrusos o un peligro para los pandilleros en su territorio.
El fin de semana pasado, un grupo de jóvenes acudió a las semifinales y final de un torneo de fútbol, con presencia de más de 250 personas, entre jóvenes, niños y niñas. Todo marchaba bien, con alegría y entusiasmo; sin embargo, el grupo de jóvenes visitantes fue intimidado por un sujeto, un pandillero de la 18, quien se acercó a uno de ellos para hacerles la advertencia que debían retirarse del lugar porque no los querían ver ahí, no era gratos que desconocidos estuviesen en los juegos.
“Dicen los muchachos que ya no los quieren ver aquí, que les dan 10 minutos para que se vayan si no ya saben a lo que se atienen”, fue la advertencia que recibimos.
A continuación el relato que uno de los amenazados compartió con El Diario de Hoy.
“Era un sábado por la noche y nosotros nos dirigimos a cubrir un torneo de fútbol comunitario organizado por jóvenes del cantón San Isidro, en Izalco, Sonsonate; se disputaban la semifinal y final, para determinar a los equipos que ganarían el título de campeón y subcampeón.
Llegamos alrededor de las 7:00 de la noche y empezamos a tomar algunas fotografías y videos del evento que estaba nutrido de jóvenes, calculamos alrededor de unas 250 personas en su gran mayoría jóvenes y adolescentes.
En ese momento estaban peleando por el tercer lugar en la cancha de fútbol cinco (cancha de cemento), en la Casa Comunal del cantón San Isidro, todo marchaba bien, tenían dos árbitros, narradores y música de fondo, los jóvenes lamentaban la falta de apoyo de la Alcaldía Municipal de Izalco que los tiene abandonados, no había presencia de policías a pesar que Izalco es uno de los municipios más violentos de nuestro país.
Cuando inició el partido final que definiría al campeón y subcampeón del torneo, un joven se acercó a nosotros a decirnos textualmente: “dicen los muchachos que ya no los quieren ver aquí, que les dan 10 minutos para que se vayan si no ya saben a lo que se atienen, órale empiecen a caminar si no habrá pedo”, fue el mensaje que nos trasladó.
La zona es dominada por la pandilla 18 que controla casi todo el municipio de Izalco.
En ese momento sin pensarlo dos veces nos subimos al vehículo y nos retiramos del lugar, nosotros habíamos llegado al lugar a trabajar y disfrutar, no contábamos con que nos iban a amenazar de esa manera.
Esto que nos sucedió a nosotros les sucede a muchas personas todos los días y lo que deja en evidencia es que el control de los territorios los tiene los pandilleros y que el Gobierno de Nayib Bukele es pura publicidad y los que lo apoyan viven en una burbuja, en Alicia en el país de las maravillas.
ADEMÁS LE PUEDE INTERESAR: RELATO: “Me insistió que fumara marihuana y luego me violó”
Pero en las colonias de El Salvador la violencia sigue siendo el plato fuerte de los pobres, los que pagamos la extorsión, los que tenemos que entregar a nuestras hijas a los pandilleros para que sean sus novias o parejas, los que desaparecemos y los que ponemos los muertos, mientras los políticos tienen hasta cuatro policías asignados para que los cuiden, así, quien se va a sentir inseguro”.