“Llegó una niña a la que tuve que suturarla, hablé con ella para explicar lo que iba a hacer, ella fue valiente, se dejó… a los días llega a que le revisara para retirar los puntos, ella bien agradecida porque ya estaba sana, eso es lo que me gusta de la carrera: el agradecimiento de los niños al ver que ya están mejor”, manifestó la doctora Claudia Palencia, especialista en pediatría.
Su deseo por ser una profesional en la salud comenzó desde pequeña, a la edad de 6 años, cuando jugaba a ser la doctora de sus muñecas, con una diadema, un cordón y una corcholata armaba su estetoscopio para revisar a sus “pacientes”.
“Yo siempre le decía a mi mamá que quería ser doctora, más grande comencé a interesarme con series de medicina, aparte que tenía un primo que estudiaba la carrera, él me mostraba los libros y a mi me llamaban la atención”, comentó la doctora Palencia, quien al llegar a la universidad logró entrar a la carrera de medicina.
Recuerda que por un momento estaba indecisa sobre la especialidad que le gustaría tomar, pero cuando hacía su primer internado, hubo algo que le marcó su decisión: “tenía un paciente de año con ocho meses diagnosticado con aplasia medular, le tomé mucho cariño porque hasta le ayudaba a la mamá a cuidarlo mientras ella salía por comida, el niño llegó a decirme ‘mamá doctora’ y me extendía los brazos para que lo cargara”, narró.
El vínculo que creó con su paciente la dejó marcada, sumado a que una doctora que la supervisaba le insistió en que tenía cualidades que le ayudarían a destacar como pediatra, fue así como después de graduarse de médico optó por la especialidad, gracias a una oportunidad que le salió para estudiar en el extranjero.
Desde que regresó a su país natal, la doctora Palencia se abrió camino para formar su trayectoria como pediatra, misma que le ha permitido vivir diferentes experiencias con sus pacientes.
“En este Día del Pediatra envío felicitaciones a todos mis colegas del país. Los animo a que sigan trabajando por el bienestar de los niños, a ellos nos debemos y por eso siempre debemos darles una atención integral”.
El agradecimiento, su mayor retribución
“Si eres pediatra te deben gustar los niños y debes saberles llegar, porque cuando por ejemplo lloran te toca jugar con ellos; lo otro es que en un solo día hay que cambiar el chip porque puedes ver un recién nacido y luego un niño de 8 años, no puedes pensar en las mismas causas de un dolor abdominal, por ejemplo ”, manifestó sobre las realidades que enfrenta un médico pediatra.
Con tono emocionante, la pediatra destacó lo gratificante que resulta para ella cuando un niño presenta mejoría con la prescripción que les da: “Ellos me llevan dibujitos, me dan un beso o un abrazo, ese carisma y agradecimiento que tienen conmigo me llega al corazón”, aseguró.
Pero no todo es color rosa en la vida de un pediatra, de acuerdo con la doctora, hay cosas que no le agradan de su profesión, son los momentos en los que ya no “puede hacer nada por sus pacientitos” y tiene que sobreponerse al fallecimiento de los menores por alguna complicación.
Pese a ello, asegura que animaría a más médicos a especializarse en pediatría, una carrera que ella define como una de las ciencias de la salud más bonita para cuidar y dar asistencia integral a los pequeños desde que nacen y crecen.