Cuando en nuestro país vivimos el confinamiento por la COVID-19, el Gobierno de Bukele lanzó el Programa de Emergencia Sanitaria (PES), con aquel programa se entregaron millones de paquetes solidarios a distintas familias salvadoreñas, aquellas bolsas y cajas con atún y macarrones, empezaron a utilizar los colores cyan y algunas frases propagandísticas, porque tras el confinamiento y con la llegada de los comicios electorales del pasado 2021, la PES mutó de ser un programa de emergencia sanitaria a uno de propaganda partidaria. Millones de dólares provenientes de fondos públicos, al servicio de una campaña política. Bajo la justificación de ayudar a las y los salvadoreños, la misma ciudadanía pagó la entrega masiva de víveres a favor de la N.
Ya han transcurrido casi 3 años desde que el bukelismo se instaló y vamos para 1 año desde que ocurrió aquel golpe de Estado con el que se instaló la Asamblea Legislativa dominada mayoritariamente por los cyan. En medio de todos estos cambios y duros sucesos políticos que han golpeado a nuestra democracia, todo sigue igual e incluso peor en muchas áreas en las que El Salvador ha retrocedido enormemente. La Asamblea Legislativa sigue teniendo un alto desprestigio, todos los partidos políticos siguen generando poca simpatía, las expectativas de un cambio real siguen inertes. Pero hay algo que continúa casi intacto, la popularidad del caudillo. Y esa popularidad ha sido aprovechada, una vez más, para montarse sobre un proyecto de propaganda así como hicieron con el PES, y así es como se viste de cyan a la Dirección de Obras Municipales (DOM).
No olvidemos que el FODES fue enviado al matadero y que las municipalidades, sobre todo aquellas que son pequeñas, dependen de sobremanera de la voluntad de CAPRES para ejecutar obras e incluso para sobrevivir. El Presidente controla todo y su popularidad va primero, estos dos últimos factores son muy importantes, porque nos adelantan lo obvio, ¿cuál será la figura central de la próxima campaña electoral? Sí, esto abrirá paso a la atrocidad constitucional de los magistrados impuestos: la reelección presidencial. Esa posible reelección requiere de sustento, de un respaldo palpable para que algunas personas la compren. La DOM no solo rellena baches, sino que remodela calles enteras, las más populares, las más visibles y, por supuesto, las que más votos atraigan. Por ello es que los chalecos, los conos y los rótulos son color cyan. La campaña está en curso y de nuevo, la pagamos nosotros, con nuestros impuestos.
Cuando la bancada oficialista inició su espectáculo público con las comisiones especiales para interrogar a distintas figuras de la política salvadoreña, sembraron una idea, una palabra clave: el mecanismo. Aquella palabra la vincularon al proceso con el que “la política de siempre” había hecho de las suyas para mantenerse en el poder y privilegiar a los suyos. Lo que los diputados cyan no dijeron es que mientras ellos repetían y repetían esa palabra hasta más no haber, su presidente, su caudillo, ya los había hecho parte el mecanismo perfecto. Distractores de circo mientras la maquinaria de propaganda a favor de su figura, se instalaba. Ahora, ya instalada la maquinaria empieza la venta y el ruido mediático/digital. El mecanismo cyan, del PES a la DOM pasará a la historia como la mayor sustracción de fondos públicos para favorecer la imagen de un político salvadoreño.
“El dinero alcanza cuando nadie roba” es la frase que usó Bukele como uno de sus múltiples lemas de campaña para llegar al poder. Pero aquella frase se volvió en una acción que la contradice, el dinero no alcanza porque se lo están robando; lo paradójico es que aunque dicho lema en la realidad funciona a la inversa, su función sigue siendo la misma: un mecanismo perverso para llegar al poder utilizando el dinero de la gente.
Comunicólogo y político