Una guerra fratricida, genocida e irracional, que ante la rapidez y fluidez de la información la estamos viendo casi en tiempo real. Las terribles atrocidades que está cometiendo el ejército ruso contra Ucrania, la obstinación de un raro personaje, Vladimir Putin, casi enloquecido y obsesionado con la destrucción, mostrando al mundo su matonería y prepotencia, intimidando a la comunidad internacional y los que no apoyan la agresión contra Ucrania, seguido por una casta militar que parece obviar las atrocidades y seguir sumisa al presidente, usando el poderío nuclear para amenazar a sus enemigos, aquellas naciones que den el apoyo solidario a Ucrania.
La imagen de Vladimir Putin siempre ha sido un enigma, de gestos y facciones poco afectivas, cero carisma, su rostro arrastra una frivolidad como que tratase de esconder una pasado poco agradable, incluso su niñez; la política y sus imágenes como espía, ex agente de la KGB, sus expediciones en Siberia, haciendo deportes extremos y practicando judo, han podido compensar su falta de carisma, muchos rusos aficionados al pasado ven en Putin un héroe, un remanente de la vieja escuela de la URSS; otros lo han endiosado, incluso en nuestro país figuras públicas le tienen gran admiración, hasta han exhibido su foto en marco fino, ya no se diga para la ideología de izquierda, y los que admiraban el bloque comunista de la Guerra Fría y hasta punto de convergencia entre políticos del oficialismo y miembros de ex partido en el poder, unifican su respaldo a la desvergonzada invasión a Ucrania.
A pesar de llevar más de 20 años en el poder, no tiene la fama de dictador, pero lo es, el actual líder del Kremlin, ahora llevará otra etiqueta que la concede la historia del siglo XXI: la de genocida. Acuerpado por la milicia de la vieja plataforma soviética, los oportunistas oligarcas rusos, accede a prácticas terroristas e ilegales para aplastar con bota de hierro a los ucranianos y al gobierno de Zelensky, costándole alcanzar y ganar la capital Kiev, mientras más demore veremos a un Putín más oscuro y peligroso. Así en 1991, un enloquecido Sadam Hussein manda a quemar 700 pozos de petróleo en Kuwait ante la invasión estadounidense, que generó un verdadero desastre ecológico en la región, provocando un humo denso que imposibilitaba la penetración de la luz del sol por varios días.
La mente humana puede hacer cosas malignas en una guerra y una de ellas es la de tener como objetivo a los reactores nucleares, así como el ataque con misiles al reactor Zaporiyia, la mayor central nuclear en Ucrania y Europa, pudiendo provocar un desastre nuclear mayor al de Chernóbil en 1986. Aún no sabemos en qué páginas del libro de Nostradamus estará Putin, no sabemos si como anti-Cristo, depredador, jinete del Apocalipsis, destructor, etc. El mundo no necesita de falsos líderes, mesiánicos, ni mucho menos sociópatas, no podrá existir estabilidad en esa parte del mundo mientras Putin esté ahí.
Publicista y ambientalista/Chmendia
La mente humana puede hacer cosas malignas en una guerra y una de ellas es la de tener como objetivo a los reactores nucleares, así como el ataque con misiles al reactor Zaporiyia, la mayor central nuclear en Ucrania y Europa, pudiendo provocar un desastre nuclear mayor al de Chernóbil en 1986