Encabezando la marcha del domingo, decenas de mujeres trans exigieron la aprobación de una Ley de Identidad, con la cual buscan tener un cambio de nombre de acuerdo a su expresión de género.
El bloque, identificado como transfeministas, tenía una consigna principal: aprobar en menos de un año la Ley de Identidad de Género.
“Ahora tenemos una sentencia de la Sala de lo Constitucional donde le obliga a la Asamblea Legislativa para que legisle para el nombre de las personas trans, sin embargo, vemos la poca voluntad de los partidos mayoritarios, en este caso de Nuevas Ideas, para querer legislar en la identidad de género en El Salvador, que realmente es una necesidad para la población trans”, opinó Karla Guevara, del colectivo Alejandría.
Según mujeres activistas, la lucha por una Ley de identidad de género en El Salvador existe desde hace más de 10 años, pero por razones políticas partidarias no han tenido avances. En 2018, la legislatura saliente metió una pieza de correspondencia con una primera propuesta de ley. La discusión de esta durante la función 2018-2021 fue, prácticamente, nula.
En 2021, con una nueva legislatura de mayoría oficialista las esperanzas se terminaron de desvanecer. El 14 de mayo, la Comisión de la mujer e igualdad de género mandó al archivo esa y otras propuestas por considerarlas obsoletas.
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Según explican las mujeres trans, la falta de un nombre les priva de un desarrollo social pleno y el acceso a derechos fundamentales.
Es algo básico, prácticamente nosotras vivimos en la ilegalidad vivimos en nuestro propio país y somos ilegales en nuestro país porque no tenemos un documento que nos identifique, entonces, sufrimos discriminación de toda índole, para acceder a un empleo, viviendo, una cuenta de ahorros, para acceder a cualquier tipo de derechos, inclusive el de la salud y educación” , agrega Guevara.
De acuerdo a mujeres transgénero, ellas se enfrentan con actitudes discriminatorias cuando quieren acceder a un trabajo formal. Otras veces, no se encuentran calificadas académicamente, debido a que tuvieron que dejar las aulas, donde no les permitían asistir con su identidad de género. Eso las lleva, por ejemplo, a ejercer oficios riesgosos, como el trabajo sexual.
“Yo tengo 33 años de edad y Britany no conoce la democracia en El Salvador. Necesitamos una aprobación de una ley de identidad de género, necesitamos que la Asamblea Legislativa pueda legislar a base de derechos humanos y con la Constitución, no con la biblia en la mano”, opina Britany Castillo, de Aspidh Arcoiris Trans.