En “Akala” no existía el tiempo. Al parecer la alta gravedad de aquel exoplaneta provocaba la detención del tiempo hasta su no existencia. “Detenidos en el tiempo podríamos llegar a ser eternos”, opinó Tesio Morano. “Si el aura magnética del planeta interrumpe el discurso temporal, nuestro soma permanecería intacto”. “¿Acaso ello nos llevará a la iluminación?” –pregunté. En todo caso quienes quedáramos a vivir en aquel desconocido mundo tendríamos que continuar la especie. Eva Stella –fértil y modificada genéticamente—sería la madre cósmica de un nuevo Génesis. “Adán Lemure” –la criatura transgénica que iba en la expedición de colonizadores- la fertilizaría, engendrando la nueva especie humana universal. “¿Es ir en contra del designio divino?”, pregunté a Sícilo -el místico y astrofísico de la expedición. “La Creación cósmica o divina nos hizo capaces de manipular las leyes físicas y biológicas -respondió-. Ello supondría un designio astral. Los naturalistas de nuestro perdido planeta concluyeron que nuestra especie aún no había llegado al culmen de su evolución” –concluyó. (XI) <“Éxodo del Sapiens Estelar al Universo” C.Balaguer-Amazon)>