Queda demostrada una vez más que las interpelaciones o comparecencias en la Asamblea Legislativa adolecen de nulos valores y ningún respeto por la historia y por una de las mejores universidades de Centroamérica.
Fiasco tras fiasco de sus inquisidores, el brillo del Rector cegó a quienes cual jueces creyeron asestarían a un hombre que defiende la paz, que desea una sociedad educada. La verdad siempre se defiende sola y resplandece. Si hablamos de la preparación académica, creer que un debate con alguien de la altura del rector Andreu Oliva era algo sencillo, fue un gran error ya que un Ingeniero, Jesuita considerado por este servidor una de las mentes más brillantes del país, es un atrevimiento fuera de toda idea. No basta creer tener el poder de su lado.
Si esto no fuese cierto, quizá interrogar al rector de la UCA solamente hubiese sido un chiste de mal gusto, pero creer que podrían sacar de sus cabales a un hombre de tal altura fue un craso error de cálculo. Quizá haya un poco de masoquismo en este grupo legislativo, pues de todas las interpelaciones no han podido salir bien librados en ninguna; la cátedra que han recibido habla del atrevimiento de cuando se desconoce y no entender lo que significa en la historia de la educación de El Salvador la palabra UCA.
A pesar de tener asesores, buscar preguntas esperando que el interrogado trastabille y que sea el gozo de los seguidores ideológicos solo dice que la Asamblea no esta en buenas manos, sino en un terrible momento en su historia. En lugar de prepararse y hablar como ciudadanos con un ciudadano y académico exhibieron prepotencia y arrogancia que quedó grabada en las mentes de los salvadoreños por el irrespeto a la UCA, a los hijos de esa alma mater y a la Compañía de Jesús, a la cual pertenece su santidad Francisco.
Los inquisidores olvidaron que de la UCA son los mártires que dieron sus vidas por un país mejor, que los Acuerdos de Paz no son una farsa sino que son el resultado que erradicó la guerra y nos llevo al camino de la paz, no la esperada y deseada, pero al menos callaron las armas. Los graduados y actuales estudiantes de la UCA deben meditar lo ocurrido, ahora que ven en su Rector ser el centro de los ataques, deban reflexionar y sentirse doblemente #OrgulloUCA, ya que tal institución ha dado tantos excelentes profesionales.
Los diputados dejaron la impresión de que no tienen criterio propio y aún, a pesar de llevar la plana ensayada, todo les resultó adverso. Lastimosamente parece que no dimensionan lo ocurrido y persisten, no en el error, sino en el horror.
El Rector no necesita ni recibimientos cargados de un valor pasajero, ni necesita aplausos. Él puede darse el lujo de debatir con toda la Asamblea Legislativa y derrotarlos con toda la formación, preparación pero sobre todo disciplina muy propia de la orden de los Jesuitas. Tristemente nunca se había visto todo lo visto en el pleno legislativo, quizá las interpelaciones fuesen temas secundarios si no fuera porque en ese recinto se crean las leyes que nos rigen y en muchos casos afectan más que ayudan.
El Salvador vive momentos difíciles y las universidades de este país deben reflexionar sobre estos hechos, que parecen ir en la misma dirección del régimen nicaragüense, cuyo último atropello es la intervención y estatización de tres universidades privadas. Uno de los centros confiscados es la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli), que fue un bastión de las protestas antigubernamentales entre abril y junio de 2018.
Cuando la ignorancia y la matonería no pueden contra la razón, la ciencia y la verdad, buscan aplastarlas. Eso es lo que estamos viendo.
Médico.