La farsa montada en un intento de acorralar y humillar al Rector de la Universidad Centroamericana (UCA) terminó en un “tiro por la culata”, de “ir por lana y salir trasquilados”, “escupir hacia arriba”, recibir la mejor cátedra o lección de sus vidas.
Bien les dijo el rector Andreu Oliva: “Ustedes (diputados) tienen la obligación de decir la verdad igual que yo”, lo cual implica, diremos nosotros, la obligación de ser honestos, decentes.
El cometido de todo parlamento es esclarecer, ir tras la realidad de los hechos, des-confundir, lo que choca con las farsas, la changoneta en que invariablemente caen los asambleístas, convertidos en amanuenses del régimen y sus abusos.
Sin duda la mayoría de los miembros de la Asamblea pasaron por primaria y secundaria, inclusive por academias y universidades, lo que empero no se les nota, ya que se han dado a la tarea de pisotear lo racional, lo ético, lo decente.
Hacer changoneta de todo, desinformar, repetir las mismas preguntas una y otra vez, a lo que se suma el simple no entender lo que se les aclara, marca el ambiente circense de las convocatorias, cuyo objetivo es difamar, enlodar, sembrar dudas sobre la reputación de personas correctas.
Es un caso de ir tras las pajas en ojos ajenos para disimular las vigas en los propios.
La finalidad de los circos montados por la actual legislatura es la de “fabricar” cortinas de humo, desviar la atención de la gente y especialmente de la gente que por millares están despertando a lo que se perpetra con los bienes públicos, de la descarada corrupción imperante.
En los tres años que lleva el actual régimen —a lo que debe agregarse el paso por Nuevo Cuscatlán y la alcaldía de San Salvador— la deuda de El Salvador se ha incrementado enormemente, como indican las cifras siguientes:
Según el último dato del Banco Central de Reserva a diciembre de 2021, la deuda de El Salvador es de $24,354.53 millones. De esa deuda, $11,921.86 es deuda externa pública, y $12,432.67 es deuda interna pública.
Solo el déficit presupuestario (lo que no está financiado en el presupuesto) asciende a $498 millones, pero además debe pagar más de $2,000 millones en deuda de corto plazo (Letras del Tesoro y Certificados del Tesoro). La gran interrogante que se hacen los economistas es si además el régimen podrá pagar en enero de 2023 una deuda de $800 millones a inversionistas internacionales.
En todo caso, al final esta deuda no la pagarán el régimen ni los corruptos ligados a él, sino todos los pobladores, sus hijos, los hijos de sus hijos... pasarán varias generaciones para encarrilar de nuevo esta pisoteada Patria nuestra, si es que tal cosa se logra.
Ya hemos recordado que la Segunda Guerra Púnica, la de Roma contra Cartago (218 a. C.-201 a. C.), arruinó el norte de África como productora de alimentos, un desastre que se mantiene al día de hoy.
Más daño hacen ocurrencias que tifones y vendavales
Las bonanzas económicas, la autosuficiencia alimentaria, el buen desarrollo no son tanto resultado de la buena suerte, inclusive de condiciones climáticas propicias, sino de medidas sabias, confianza de parte de los inversores en la estabilidad jurídica, en la sensatez en el manejo de la cosa pública.
El reverso, el desabastecimiento, las largas filas de gente esperando recibir comida, los dispensarios públicos de diversos alimentos como sucede en la actualidad en Inglaterra como resultado del “Brexit”, la salida de Inglaterra de Europa, es consecuencia de malas políticas, como sucedió en este suelo con las reformas impuestas a El Salvador durante el duartismo.
Más daño se ha hecho por Boris Johnson a Inglaterra que pésimas condiciones climáticas...
Más perjuicio han causado las enajenantes dictaduras africanas a los pueblos allí asentados, que las sequías, a lo que se suma, como ejemplo, el bloqueo de Etiopía a cargamentos de alimentos destinados a las zonas rebeldes, lo que puede revivir el horror de las hambrunas de Biafra...
Las compras amañadas de granos a mercaderes de Sinaloa, la región de los cárteles en México, son un golpe a nuestra agricultura muchísimo más grave como las inundaciones...