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Carta a los que exigen parar las guerras

Quien quiere un cese al fuego en Gaza, que primero exija a Hamás a entregar a todos los rehenes secuestrados. Y segundo, que exija a la comunidad internacional, incluyendo los vecinos árabes de Israel y Palestina, a asumir la administración de la franja de Gaza, eliminando la sangrienta dictadura que en este territorio ejerce Hamás.

Por Paolo Luers
Periodista

En todo el mundo se hacen escuchar personas, organizaciones y gobiernos que exigen que Israel pare sus operativos militares en Gaza contra la organización terrorista Hamás. Pedir silenciar las armas siempre suena bien – y por eso mucha gente apoya la moción. Algunos bien intencionados, pero tal vez mal informados; otros mal intencionados, que quieren desacreditar y aislar a Israel. A muchos de los voceros de esta exigencia no los hemos escuchado, cuando el 7 de octubre milicianos de Hamás penetraron desde sus bastiones en la franja de Gaza el territorio israelí para masacrar a más de mil civiles y secuestrar hacía Gaza 240 rehenes.

Algo parecido pasó con Ucrania. El grito de exigir un cese al fuego no salió cuando Rusia invadió el país vecino, sino hasta después, cuando los ucranianos sorprendieron al mundo con su resistencia no esperada y comenzaron a repeler la agresión rusa. Pocos se atrevieron a solidarizarse abiertamente con Rusia y su dictador Putin, pero muchos (gente, movimientos y gobiernos de extrema derecha, pero igual de izquierda) agarraron la bandera de silenciar las armas para presionar a Ucrania a negociar. La respuesta de Ucrania fue contundente: No hay nada que negociar mientras Rusia no se retire de los territorios ucranianos, y un cese al fuego sólo facilitaría a Rusia a consolidar sus posiciones en Ucrania.

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El ataque de Hamás a civiles en Israel ha tenido el mismo efecto inmediato que sobre Ucrania tuvo la invasión rusa: En ambos países toda la nación se unificó para enfrentar la amenaza a su existencia. En ambos casos la agresión tenía esta característica: poner en peligro la existencia de la nación agredida. Hamás tiene como misión la destrucción del estado de Israel, y Putin tiene como meta incorporar Ucrania a una Rusia imperial.

Naciones amenazadas en su mera existencia no buscan el cese al fuego, buscan eliminar la amenaza. En el caso de Israel esto significa destruir Hamás, que con apoyo financiero y logístico de Irán y Qatar busca destruir Israel. En el caso de Ucrania eliminar la amenaza significa obligar a Putin a retirarse de todos los territorios ucranianos ocupados y anexados.

Tomar la decisión de no ceder a presiones, sino hacer lo necesario para proteger la existencia de su país inevitablemente significa sacrificios muy dolorosos a los pueblos involucrados, y siempre expone a los gobiernos a condenas y presiones, porque sus decisiones provocan víctimas, incluyendo de civiles inocentes.

Pero hay que preguntarse: ¿Por qué el clamor por la paz no se dirige principalmente a los agresores? En el caso de Ucrania no hay duda que el agresor es Rusia. En el caso de Israel es más complicado. Hay una causa justa de los palestinos, que exigen su derecho de tener su propio estado. Pero el enfrentamiento armado actual en Gaza tiene como causa la agresión terrorista de Hamás. Quien quiere proteger la población civil de Gaza, primero tiene que liberarla del dominio de Hamás. Si ni los palestinos ni sus aliados árabes quieren desarmar a Hamás, le tocará hacerlo a Israel.

Quien quiere un cese al fuego en Gaza, que primero exija a Hamás a entregar a todos los rehenes secuestrados. Y segundo, que exija a la comunidad internacional, incluyendo los vecinos árabes de Israel y Palestina, a asumir la administración de la franja de Gaza, eliminando la sangrienta dictadura que en este territorio ejerce Hamás.

Una vez que estos dos pasos se den, se puede exigir a Israel un cese al fuego y que cambie su política de resistencia a la creación de un estado palestino soberano.

Quien quiere un cese al fuego en Ucrania, que exija a Rusia el retiro de sus tropas de Ucrania. Cuando esto se dé, se puede hablar de la paz y de un acuerdo europeo de seguridad, que garantice la autodeterminación de Ucrania, su derecho de buscar membresía en la Unión Europea y en la OTAN, pero también protege los derechos de la minoría rusa en Ucrania y la seguridad de Rusia.

Todo lo demás es pura propaganda que aprovecha y explota el anhelo de paz que todos compartimos.

Saludos,

Paolo Lüers

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