Por Muy interesante, a la vez que preocupante, el artículo publicado en el periódico católico digital Religión en Libertad, titulado “Ese lugar al que nos lleva el constructivismo”, escrito por Catherine L’Ecuyer, madre de 4 hijos, máster por IESE Business School, máster Europeo Oficial de Investigación y Doctora en Educación y Psicología. La Doctora L’Ecuyer, aunque se refiere a la situación educativa en España, es muy enfática en declarar que hay un desplome general de los resultados de la prueba PISA (examen estandarizado a nivel internacional que se encarga de evaluar los sistemas de educación, con el objetivo de mejorar la calidad educativa), y que todo parece apuntar a un declive de la cultura occidental.
Y, esto, ¿a qué se debe?, pregunta del momento, dado que en esa misma fecha, el Dr. Oscar Picardo, quien no necesita presentación, publicó en estas páginas su artículo “Nuevamente… los docentes”, enfatizando los pavorosos resultados que nuestro país ha obtenido en la prueba PISA, mencionada en el párrafo anterior, “donde nos disputamos el sótano con Guatemala, República Dominicana, Paraguay y Camboya, con un score en Matemáticas de 343 en el antepenúltimo lugar, 143 de 146 regiones y países que participaron (81 países y sus regiones); en lectura, escore 365 y lugar 129; y en ciencias escore 373, lugar 135”. De verdad, estos resultados asustan, especialmente cuando comparamos la importancia que nuestras autoridades dan a la educación, vrs. los despilfarros en propaganda, en espectáculos masivos de multimillonarios presupuestos y en esparcir el idolátrico culto a la persona del candidato de NI.
El Dr. Picardo enfatiza la ineludible y urgente necesidad de hacer realidad lo que siempre se ha reconocido como un elemento indispensable para educar, pero que nunca se ha llevado a la práctica: el fortalecimiento de la profesión docente, tanto en los métodos educativos para formar maestros, como en el reconocimiento a su labor, honoríficamente pero también económicamente. Y pone como ejemplo la gestión docente realizada en escuelas bilingües de nuestro país, en comparación con el sistema público nacional. Nunca podrán compararse los resultados, en cuanto a conocimientos adquiridos por los alumnos, mientras el profesorado tampoco sea comparable. Un área que requiere mucho trabajo, disciplina y recursos económicos.
Por su parte, la Dra. L’Ecuyer señala que “la bajada del nivel educativo no es una mera crisis de la educación como tal, nos hallamos en una crisis mucho más honda de la teoría del conocimiento”. Los alumnos pasaron de la educación “clásica”, fundamentada en la filosofía realista, en la que la realidad se transmite y se descubre, a una basada en las doctrinas modernas y progresista, en la que la realidad ni se inculca, ni se construye, sino que se descubre. Todo enfocado en emociones, valores y competencias, unos conceptos más vivenciales y subjetivos. De allí que los constructivistas sean enemigos de las mediciones y de las pruebas, ya que no reconocen la realidad como vara de medir.
Y coincide la Dra. L’Ecuyer con el Dr. Picardo: se necesita de maestros que conozcan bien su materia y sepan transmitirla con pasión. Eso no puede ser sustituido por una tableta. Y añade: “Hay motivos de esperanza: estamos en un punto de inflexión. Aúnestamos a tiempo de aspirar a ser guardián de lo mejor de los saberes heredados en Occidente durante siglos.”
Educación, no propaganda ni espectáculos.
Empresaria.