Henry Kissinger, considerado como una de las figuras más influyentes de la política exterior de los Estados Unidos de los últimos 50 años, murió a sus 100 años. Nació el 17 de mayo de 1923 en Alemania en Furth, cerca de Nüremberg, emigró a EE.UU. mientras el Reich de Adolf Hitler se consolidaba. Con su familia, empezando a sufrir de las medidas tomadas por el régimen nazi contra los judíos, salió de Alemania, vía el puerto francés Du Havre, pocos meses antes de la famosa “Noche de los cristales” del 9 de noviembre de 1938, que abrió la política de terror y horror contra los judíos en Alemania y luego la Segunda Guerra Mundial en Europa.
Este apasionado de relaciones internacionales, hiperactivo, viviendo, integrándose en el “way of life norte americano”, vivía entonces en el Bronx, en Nueva York. Dejando sus estudios, integrará el ejército estadounidense en 1943. Miembro de la 84a División de Infantería en Normandía, en septiembre de 1944, tres meses después del desembarco de los Aliados, el 6 de junio de 1944. Sargento, participará en los combates de liberación, en el este de Francia y Alemania hasta el fin de la guerra, recibiendo la “Bronze Star”, cuarta más alta condecoración del ejército estadounidense. Regresando en los Estados Unidos, logrará integrar y graduarse en la famosa Universidad de Harvard, obteniendo un doctorado en 1954.
Conocerá entonces todos los cambios de la historia contemporánea, volviéndose un actor esencial e influyente de la política exterior estadounidense. La pudo observar a partir de 1955, como consultor del Consejo Nacional de Seguridad: las administraciones de los presidentes Eisenhower (1952-1960), Kennedy (1961-1963) y Johnson (1963-1968) lo prepararon en una visión realista, que caracterizó al través de los años sus posiciones. Afirmaba que “las grandes potencias no tienen principios. No tienen más que intereses”, abriendo espacios a una visión característica de la “realpoliktik” que iba a influir bajo las administraciones Nixon (1969-1974) y Ford (1974-1976) como Consejero para la Seguridad Nacional y Secretario de Estado.
Actor de primer rango en el ámbito de la Guerra Fría, ocupará un papel esencial en la relación con la ex-URSS, sobre la Guerra en Vietnam y por supuesto con la China de Mao. En aquella época, la dinámica internacional tenía un enfoque central en las decisiones de la Casa Blanca: la visita de Richard Nixon en Pekín en 1972, la definición de una normalización sino-americana con vocación a organizar una triangulación internacional para contener la URSS, la salida del Vietnam y los acuerdos de París del 27 de enero de 1973, poniendo fin a 10 años de una guerra sangrienta en Asia del Sureste y para la sociedad norteamericana.
Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1973, conjuntamente con el negociador vietnamita, Le Duc Tho. La guerra de Yom Kippur en octubre de 1973 será otro teatro de acción para el entonces Secretario de Estado, mientras dicho conflicto provocó tensiones entre los Estados Unidos y la ex-URSS, generando el primer choque petrolero en 1974. Mientras Richard Nixon tuvo que renunciar de la Casa Blanca a raíz del escánda lo del Watergate, Kissinger siguió en funciones bajo la presidencia de Gerald Ford. Su poder era el más alto mientras las primeras críticas aparecieron: balance de su rol en Vietnam, Camboya y Laos, golpe de Estado en Chile en septiembre de 1973, invasión del Timor Oriental en Indonesia del Sur, tantos eventos que le fueron relacionados.
Regresando entonces a la Universidad de Georgetown y abriendo un bufete de asesoría jurídica e internacional, conservará una muy grande influencia en materia de política exterior. Teniendo en sus clientes fuertes multinacionales y figuras que estarán en el centro de acciones norte americanas sobre el escenario internacional: con Paul Bremer, Lawrence Eaglebuurger, Bill Richardson, Brent Scowcroft, son los Balcanes, Irak, el Medio Oriente, el enlace transatlántico, la proliferación nuclear, que están en la mirada constante un pilar de la diplomacia norte americana.
Autor de libros que han vuelta referencias, como “Diplomacia” en1994, “De la China” en 2012, “El orden del mundo” en 2014, será parte de la comisión de investigación sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. Más recientemente, aconsejaba por una integración de Ucrania en la OTAN. Siempre mantuvo un enlace con China, donde se encontró al presidente Xi Xinping el 20 de julio pasado. Por cierto, China le rindió un homenaje desde el anuncio de su desaparición su visión de la “realpolitik” siendo cercana al concepto del “pragmatismo realista” de la República Popular China. Criticaba la guerra comercial entre los EE.UU. y China iniciada bajo la administración Trump, pudiendo favorecer una inestabilidad internacional peligrosa para la paz global.
Al concluir una vida excepcional por su dimensión histórica, sus acciones en el eje de los mayores eventos de estos últimos 50 años, Henry Kissinger representaba una realización del “sueno americano”, saliendo de una Alemania nazi, amenazado por ser judío y alcanzando las cimas de la política internacional, con su parte de sombras pero también de gloria. Hombre de pasión, dedicado al concepto de una potencia norteamericana en favor de un equilibrio global duradero, fue involucrado en entender las evoluciones del mundo hasta el final de una vida ilustrativa de la historia contemporánea.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales