La milenaria sabiduría sánscrita daba cuatro puertas para ser feliz. En sánscrito sus voces son: el “karma” (trabajo, misión); el “dharma” (la ley divina, humana o natural); el “shanti” (la paz interior del alma); y el “prema” que es el amor , el sentimiento que impulsa y estimula al ser humano hacia lo que le place, crea, desea, conquista, o que le hace vivir espiritualmente. Estas bases existenciales simplificaban la fórmula de la felicidad en cuatro básicos y simples puntos a practicar en nuestra vida. El “Karma” que significa “trabajo”, misión. El que no trabaja y no cumple su misión celeste y humana durante su existencia, no construye su felicidad. Cada obra buena que realizamos es un ladrillo más para el edificio de la bienaventuranza. (“Vivo de mis acciones” dice el inversionista financiero. Por igual, vivimos de nuestras mismas acciones ante la vida diaria). El “Dharma”, voz sánscrita que significa “ley” se refiere a que el hombre debe cumplir las leyes divinas, humanas y naturales para ser feliz y no ser sancionado y castigado. El “Shanti”, que significa “paz” que es el estado de armonía del espíritu y la mente que nos permite desenvolvernos eficaz y placenteramente en el mundo diario. El ¡Prema! o amor, que es la fuerza vital para conquistar, buscar, crear, escalar las luminosas alturas y ser felices.
Las puertas del testamento sánscrito de la felicidad
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