En el territorio de Cabañas, en la zona paracentral de El Salvador, Mojemade colecta los productos calidad de exportación de decenas de emprendimientos cobijados por la Asociación Moje de Ilobasco.
Esta iniciativa, con casi 25 años de historia, se ha propuesto dignificar el trabajo de jóvenes artesanos que apostaron por emprender y transformar su futuro. Dicha marca es la herramienta que complementa lo que en Moje conocen como “El círculo virtuoso”.
Comencemos por aclarar que Moje se dedica a la creación de artículos elaborados a mano por jóvenes residentes en zonas vulnerables, que son apoyados por la asociación con capacitaciones, materia prima y acompañamiento. Todo con el propósito de echar andar los proyectos y transformarlos en una fuente de ingresos sostenible; de esta forma, contrarrestan la migración del talento nacional, generan nuevas oportunidades y fortalecen el arraigo.
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Según palabras del presidente ejecutivo de la asociación ilobasquense, Salvador Hernández, Mojemade es una empresa de sociedad anónima que se desprende de Moje, con el propósito de generar lucro.
“Nosotros la llamamos una empresa social y está conformada inicialmente por una representación de los jóvenes (emprendedores) y una representación de Moje”, explica el portavoz.
La marca de productos hechos a mano sirve de canal de ventas y monitor de tendencias internacionales, que permita la continua actualización de productos que refuercen la oferta artesanal y garanticen la comercialización dentro y fuera de las fronteras.
Esa sinergia entre Moje y Mojemade es la clave en el trabajo continuo de dignificación del trabajo de los artesanos de Cabañas.
Sí, de Cabañas, porque Moje respalda a casi 40 emprendimientos distribuidos en diferentes zonas del departamento. Y una de sus grandes metas es duplicar la cantidad de microempresas para finales de 2024.
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CíRCULO VIRTUOSO
Esta semana, Moje tiene programado efectuar el evento anual de exhibición de Mojemade, con el fruto de un continuo proceso de reingeniería acorde a los nuevos tiempos.
Para ello, han afinado los procesos de su “Círculo virtuoso”, enfocándose en ofertar productos de la mejor calidad para así asegurar la exportación.
Pero, ¿en qué consiste este círculo?
Comencemos por indicar que está dividido en cuatro componentes: Escuela de emprendedores, Innovación y diseño, Comercialización y Gestión del conocimiento. Los dos primeros son labor de Moje y los restantes son materia de Mojemade.
El primero se enfoca en descubrir el talento joven y el tesoro comunitario, que afiance el arraigo a través del trabajo de producción artesanal con materia prima local.
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El segundo está concentrado en el desarrollo de productos de calidad y el aporte del capital semilla. Aprender bien el oficio para crear artículos calidad de exportación.
El tercero asegura el éxito de la comercialización local e internacional, a precios justos.
Y el cuarto, se encarga de conocer las demandas del mercado, las famosas tendencias, para capacitar a los emprendedores según los rubros requeridos. “… no vamos a inventar”, enfatiza Hernández.
En Mojemade se tienen dos grandes líneas de negocios: Desarrollo y posicionamiento de productos hechos a mano y Servicios de diseño y producción bajo demanda.
Para ello, Moje cuenta ya con una red de diseñadores, alianzas estratégicas con universidades nacionales, apoyo financiero de organizaciones internacionales y una red de proveedores.
Sin embargo, lo esencial, lo más importante, es el entusiasmo de los jóvenes que aceptaron el reto de emprender y cambiar el futuro que solo les ofrecía migrar o continuar la tradición familiar, en zonas con un nivel de desarrollo casi nulo.
Para conocer lo que esta juventud artesana piensa de esta opción de ser independientes económicamente, visitamos algunos de los casi 40 emprendimientos que Moje apoya.
MAGIC BLUE
Enclavado en el caserío Santa Lucía, cantón Maquilishuat, de Ilobasco, esta oferta de prendas teñidas en añil ha reunido a seis jovencitas de dicha comunidad. Su lema: Arte bello, hecho a mano.
Para ellas, el haber aceptado la invitación de Moje transformó sus vidas, tal y como lo afirma Paola Vásquez, de 23 años, una de las seis artesanas a cargo.
Ella es residente en San Salvador, pero desde hace un año vive en Ilobasco, en donde trabaja codo a codo con sus compañeras.
Los resultados de la formación recibida por los instructores de Moje han rendido frutos, pues ya han exportado sus diseños a Kansas, Nueva York y California en Estados Unidos y a Italia, en Europa. Su negocio cumple dos años en marzo de 2024 y tienen varias proyecciones en el horizonte. “Moje nos unió...”, expresa la vocera, quien asegura que además las retó a trabajar en equipo y fortalecer la solidaridad entre ellas.
IRAHET CRAFT
Esta propuesta ofrece artículos de barro para decoración de interiores. Está localizado en el caserío Centro del cantón San Francisco Iraheta de Ilobasco y está a cargo de tres chicas, que se conocen desde sus primeros años.
Aunque algunos de sus familiares ya conocían el trabajo con el barro, confiesan que ellas nunca pensaron en dedicarse a ello. Karla Elizabeth Castillo y Leslie Daniela Alfaro, ambas de 25 años, coinciden al manifestar que el reto más grande ha sido dominar el proceso que debe dársele al barro antes de moldearlo. “… nos lleva 15 días que se pudra”, explican.
Actualmente, las vecinas y ahora socias dedican sus jornadas laborales a elaborar cilindros, nudos decorativos y posillos. Sus productos ya se comercializan en tiendas nacionales de prestigio.
Su negocio tiene un año y entre sus proyecciones está seguir innovando.
INCALLI
A muchos les ha sorprendido el producto que elabora el grupo de jóvenes a cargo de este emprendimiento, pues se especializan en artículos elaborados con mimbre y otras fibras naturales.
Según lo indicado por Mariela Elizabeth Navarro, de 27 años, a ella y a sus socios nunca se les pasó por la mente trabajar en algo como esto. En total son 7 jóvenes, cinco chicas y dos chicos, que residen en el caserío Matazano del cantón Santa Cruz de Ilobasco.
Este lugar, que recuerda a la Comarca de los Hobbits en el filme “El Señor de los Anillos”, es muy remoto y hasta ahí se traslada don Arcadio, su instructor, quien viaja desde Nahuizalco para continuar enseñándoles a tejer las fibras.
Tienen un año de haber comenzado y ya venden lámparas, pañaleras, tortilleras, discos para decoración de interiores, abanicos, diademas y ganchos, entre otros, en sala de exhibiciones del Coworking Moje Center de Ilobasco.
ÍNDIGO SANTA LUCÍA
A cargo de las amigas y socias María José Leiva y Rosemary Janet López, de 25 y 26 años, este emprendimiento de ropa teñida en añil ofrece a los clientes una diversidad de prendas, algunas enfocadas en diseños para el verano o lucir en la playa.
Estas emprendedoras tienen su base en el caserío Santa Lucía, al igual que las chicas de Magic Blue. Ambas se sienten realizadas al saberse independientes económicamente, pues ya ven el fruto de su esfuerzo. Además de comercializar sus prendas en el país, ya exportaron producto fuera de El Salvador.
Hay que destacar, que maría José y Rosemary fueron compañeras de colegio y en aquel entonces llegaron a verse como socias en un futuro. Tal parece que ese sueño de colegialas se cumplió gracias a Moje.
1000 JARRONES
Ubicado en el Coworking Moje Center de Ilobasco, en el final de la 4° avenida norte y pasaje El Campo, No. 1 del barrio San Miguel, fue bautizado así, literalmente, porque nació tras recibir un encargo de 1000 jarrones.
Tienen cerca de 10 años de funcionar y se especializan en elaborar una diversidad de artículos en barro, de diferentes tamaños. Pero además de fabricarlos, también las decoran; por ello han divido su taller en áreas de producción y decoración.
Este año, han colaborado con un plan piloto del laboratorio experimental, consistente en fabricar 22,000 ladrillos para un edificio de apartamentos de lujo, que se construye en una de las playas del país. Ellos decoraron las piezas.