El “Black Friday” (“Viernes Negro”), un término que comenzó a usarse a finales del siglo pasado, prácticamente marcó el inicio de las compras navideñas, expresión que se usa en inglés en nuestra América Hispana y otras regiones de mundo, pues pocos, como ejemplo, van a referirse al “Viernes Negro” o “schwartze freitag”... Black Friday ya es de uso casi universal aunque ignoramos si birmanos o pakistaníes tienen tales fechas para comprar, pues navidades no celebran por no ser cristianos aunque en la mayor parte del mundo el 31 de diciembre se pasa de un año al siguiente.
Inmediatamente después del “Viernes Negro”, los comercios de benefician saliendo de lo que se movió con lentitud en los meses previos, lo que a su vez aprovechan muchos para renovar sus vestimentas o adquirir lo que antes desearon, usando para tales fines el dinero que se recibe como aguinaldo, sumas de las que algunos desvergonzados predicadores se embolsan el diez por ciento, “el diezmo” de sus mal llamadas “iglesias”.
El aguinaldo, fijado por ley, debería en parte guardarse para comprar libros y útiles escolares, pintar lo que necesita pintarse, hacer reparaciones o ahorrarlo las familias que durante el actual régimen no han caído en pobreza.
Pasear y ver vitrinas fue, en los viejos tiempos, uno de los placeres de muchas familias y sus niños antes de que proliferaran las pandillas y asolaran ciudades y barriadas por el vacío de seguridad dejado cuando se abolió de golpe la Guardia Nacional por una incipiente “policía civil”. Aunque el régimen diga que actualmente las maras “ya no existen”, uno de sus cabecillas está en estos momentos en Nueva York “cantando y cantando y cantando...”. ¿Cuál será la letra de sus canciones? Lo ignoramos pero debe de tener a muchos en este suelo “muy, muy nerviosos de los nervios”.
“No te aflijas, trata de ser feliz”, cantaba Steve Wonder, buen consejo
Las temporadas navideñas, además de ofrecer buenos precios, exponen nuevas tendencias, pequeños adelantos en tecnología, la oportunidad de renovar electrodomésticos, calzado, todo lo que una familia utiliza. Es como abrir una ventana y respirar aire fresco, más cuando la Navidad coincide con temperaturas más bajas y clima seco, aunque tanto “la Niña” como “el Niño” y el llamado “cambio climático” alteran lo usual.
Hay regiones en Estados Unidos, Europa y otros países que sufren de fuertes nevadas e inundaciones, todo obra de picardías no fabricadas por los hombres sino por el “astro rey”, el sol que nos da vida pero que nadie sabe cuáles son sus venideros ciclos.
Pero como decía Steve Wonder, un cantautor, “don’t worry, be happy” (“No te aflijas, se feliz...” más cuando la felicidad —como el hombre feliz que no tenía camisa de la vieja historia— es más una condición anímica que externa...
Este Viernes Negro la afluencia a los comercios no fue tan frenética como en otros años, por la precaria situación económica que enfrentan los salvadoreños. Así que en lo posible, “con chirilicas o sin ellas”, en lo posible hay que salir a ver lo que de nuevo y apetecible ofrecen almacenes y tiendas, esperando que haya una efectiva pausa en las cuotas de capturas de ciudadanos honrados a manos de la policía del régimen...
La Navidad es una fiesta para todos, pero especialmente para los niños, que se hacen ilusiones todo el año por lo que Santa Claus puede traerles, lo que se complementa con recoger juguetes usados para los niños cuyos padres no pueden comprarles nuevos...