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La formación continua debe continuar

Pues en relación con la formación continua, mi recomendación a los empresarios es precisamente hoy priorizarla, pero proyectándola como una inversión con rentabilidad inmediata, en programas de formación útiles, prácticos y aplicables inmediatamente, y responsabilizar a los empleados que inscriben en cursos, a que apliquen lo que aprendieron en sus puestos de trabajo, y a sus supervisores, que realicen el seguimiento de la aplicación y utilidad de lo que aprendieron.

Por Pedro Roque
Ingeniero

La formación consiste en que las personas reciban información y conocimientos sobre algún tema que les interesa personalmente. Los interesados por su propia iniciativa, se inscriben y asumen pagarla por su cuenta. O bien, ya teniendo un empleo, les interesa ampliar sus conocimientos y se inscriben en temas específicos, que les pueden servir para nuevas oportunidades. En mi caso y por mi cuenta, me inscribí a lo largo de mi vida profesional en unos 30 cursos especializados y participe en unos 20 congresos internacionales, para ampliar mis conocimientos y actualizarme con las innovaciones de mi profesión. Estoy convencido que la inversión en formación es una de las más rentables. La tercera vía para la formación, es que a la empresa en la que uno trabaja, en cualquiera de los niveles de la pirámide organizacional, desde presidente, director, gerente, supervisor o empleado de primera línea, la empresa lo inscriba en un curso, seminario, conferencia internacional o en un congreso, en EE.UU., Japón o la Comunidad Europea, con la expectativa, que disponiendo de la información y los conocimientos que aprenderá, realizará mejor su trabajo, con una visión diferente y mejor calidad y productividad.

Aquí, una de las organizaciones promotoras y financiadoras de la formación, hasta su último día, pues este martes decidieron su disolución, es y ha sido el Insaforp desde hace treinta años. Cuando hace meses se anunció su disolución, el anuncio generó muchos artículos y comentarios en los medios, sobre la importancia estratégica de la formación profesional, en la que, aunque hay avances, estamos atrasados y es una causa por las que las inversiones tecnológicas de EE.UU. y la CE sobrevuelan El Salvador y van a Costa Rica.

¿Y qué deben hacer las empresas para que no se estanque la formación continua de sus empleados? Porque no continuar solo porque desaparece el Insaforp sería como tirar del freno de mano a un vehículo en marcha. Las crisis   —y esta es una más— son como las olas del mar: vienen unas detrás de otras. Recién saliendo del covid-19 hemos afrontado varias y las dos últimas, la inflación y los bloqueos del transporte en Guatemala, que subieron los precios de los alimentos y generaron retrasos en las dos direcciones de insumos industriales, productos y materias primas.

Pues en relación con la formación continua, mi recomendación a los empresarios es precisamente hoy priorizarla, pero proyectándola como una inversión con rentabilidad inmediata, en programas de formación útiles, prácticos y aplicables inmediatamente, y responsabilizar a los empleados que inscriben en cursos, a que apliquen lo que aprendieron en sus puestos de trabajo, y a sus supervisores, que realicen el seguimiento de la aplicación y utilidad de lo que aprendieron.

Entendida así, la formación siempre será una inversión rentable. En mi experiencia, un supervisor y sus colaboradores que aprendan y aplique cualquiera de los sistemas de mejora continua, por ejemplo el SMED, para reducir los tiempos de cambio en una línea de producción, pueden incrementar la disponibilidad y la productividad en un treinta por ciento. El nuevo reto para los responsables de recursos humanos, es determinar cuáles conocimientos específicos se requieren en la empresa para mejorar la calidad y la productividad y seleccionar a los consultores experimentados que la imparten. Y el reto para las empresas de capacitación, es ofertar programas que rentabilicen los procesos de las empresas, en las áreas de fabricación, administración, ventas y desarrollo humano.

¿Puede seguir siendo rentable la formación continua para las empresas de formación y para las empresas que la reciben? En este nuevo entorno, solo si en los temas en que capacitan, son útiles inmediatamente para las empresas.

¡La formación continua, no puede parar y debe continuar!

Ingeniero / pedroroque.net
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