La intolerancia hacia las ideas, creencias o posturas de otros, desde los seguidores de un club de fútbol con respecto a los “fans” de otro, de los practicantes de una fe religiosa frente a quienes rinden culto a “otros dioses” sorprende y entristece pues no son posturas racionales sino que en la mayoría de casos se trata de actitudes viscerales, de no pensar con la cabeza.
Es más que claro que a la par de ver con una medida de lástima a personas embobadas con ideas o supersticiones, lo que mueve a niñitos caprichosos y no a gente tranquila que rechaza actitudes hostiles o violentas, no va a tolerarse en lo que respecta a criminales y fanáticos que persiguen con saña a otros.
El antisemitismo, al igual que la islamofobia o el desprecio y burla de lo que otros piensan y hacen, siempre se debe rechazar, considerarse como un mal mental.
Que haya creencias que exigen a sus seguidores no recortarse el pelo o lavarse los pies tantas veces al día (lo que sin duda tuvo mucho sentido antes de los desodorantes) o ataviarse con estrambóticas vestimentas, simplemente debe tolerarse, sin desear coger a palos a los practicantes de tales creencias.
Dios dejaría de ser Dios si tuviera preferencias y no va a tabular las veces que una persona reza al día, la clase de ropajes que se echa encima, si van al culto con zapatos o descalzos, si se pone o no se pone un gorro… debe estar muy atareado “manejando el universo” para pequeñeces o exigencias diversas…
Un amigo de picaresco humor lo describe de esta manera: Dios está frente a una gigantesca pantalla ocupado contemplando cómo gigantescas galaxias están para tragarse una a otra cuando recibe una llamada desde la Tierra, esa casi invisible partícula de polvo en la Vía Láctea: “Dios por favor ayúdenos pues doña Josefita no quiere tomarse la cucharada que le toca de su medicina…”. Dios, desde luego, es muy gentil y bondadoso y convence a doña Josefita de cuidar su salud, de la misma manera como detuvo el brazo de Abraham cuando iba a degollar al aterrado Isaac e inclusive tuvo la gentileza de suministrar a un pobre cordero para la faena.
Dios mediante se logre paz y cese el sufrimiento general
Abraham, padre de judíos y pueblos semitas, de seguro está más que horrorizado en el más allá contemplando lo que sucede en Israel y Palestina…
Las principales víctimas son los niños, a quienes toca sufrir horrores que no acaban de asimilar en sus cabecitas. Nuestro corazón, al igual que la mayoría de personas en este mundo que siempre albergan compasión por el sufrimiento ajeno, por los torturados e indefensos, está y siempre estará con ellos.
Una sola ley rige el universo físico, la ley de la gravedad descubierta por Isaac Newton cuando una manzana cayó sobre su cabeza, al igual que la ley que rige a los seres vivos: siempre tratar de mejorar su condición, desde lo seres unicelulares que buscan sustento, calor o frío al igual que jóvenes y viejos que se esfuerzan para estar tranquilos y “bien servidos”…