Descubrir, conocer los hechos y la manera en que vivía el humano en el pasado es excitante para algunos, aunque no para todos.
En Menfis, ubicada al sur del delta del río Nilo, continúan analizando el terreno y explorando en busca de objetos y monumentos antiguos que enriquezcan el patrimonio nacional de Egipto y al mismo tiempo, atraigan a los turistas que se emocionan con el conocimiento sobre lo antiguo, cuyos dineros son el rubro económico principal del que vive ese país.
Menfis fue la capital del imperio antiguo de Egipto que se erigió cerca del 3050 a.C. gracias al esfuerzo de Menes, primer faraón de Egipto. En el presente, Mit Rahina se le llama al poblado que se encuentra en esta vetusta ciudad, donde se ha creado un museo al aire libre y una sala donde lo que más llama la atención es la enorme estatua de 12 metros de altura del famoso Ramses II, faraón de la dinastía XIX.
Sin embargo, lo que llamó más mi atención fue un jeroglífico tallado sobre la cubierta de un sarcófago elaborado con arcilla principalmente. El guía turístico al saber que yo era médica me indicó que observara concienzudamente ese símbolo que yo desconocía, hasta que él me narró sus secretos.
Lo que a primera vista parece un pájaro narizón, resultó que, al girar mi mirada, identifiqué una figura que me recordó una letra “R” mayúscula con un ojo inserto en su porción superior y su extremidad derecha terminando en un bucle.
El guía, un universitario quien hablaba varios idiomas, entre ellos el inglés, me explicó que los papiros médicos, al inicio de cada receta, llevaban el Ojo de Horus, luego, trazaban las porciones del ojo que mostraban la fracción de cada ingrediente de cada receta.
Ejemplo de una receta era: ½ medida de semillas de lino trituradas, 1/8 de medida de miel, 1/32 de medida de agua del Nilo, etc. El símbolo atribuía equilibrio en los contenidos de la receta; protección y cura de las enfermedades, del “mal de ojo” y la envidia.
Se cree que este símbolo fue conservado por los griegos que invadieron Egipto en el 332 a.C., quienes le dieron relevancia a la búsqueda de conocimiento y su conservación, por lo que crearon la Escuela de Alejandría, núcleo de instrucción para la humanidad; así como la recordada Biblioteca de Alejandría que reunía todos los documentos sobre artes médicas y otras disciplinas.
En la Escuela de Alejandría, los estudiantes de medicina y los médicos, de diversos puntos de la tierra, transcribieron en sus recetas la efigie del Ojo de Horus, aunque con el tiempo se olvidó su significado y valor. Durante la Edad Media, por remedo o apego, el Ojo de Horus continuó usándose, mutándose poco a poco hasta convertirse en el acostumbrado Rp o Rx, que actualmente es interpretado como “receta prescrita” o “receto por”, creyendo algunos que la “R” deriva del latín “Récipe”.
En el siglo I, tiempos del emperador Nerón, el médico Krinas lo comenzó a usar tratando de dar a entender que realizaba su labor sanitaria bajo el control del César. El símbolo se escribía con una forma muy parecida al número “$” para iconizar al dios romano Júpiter.
Se generó en la Edad Media la obligación de escribir en las recetas las iniciales de “Responsum Raphaelis”, como parte de un sincretismo discreto de la Iglesia Católica, relacionándolo con el arcángel Rafael (del hebrero, “Dios sana”).
Con el pasar del tiempo, los alquimistas regresaron al Ojo de Horus modificado a Rp o Rx.
Casualmente, al observar las imágenes emitidas por la resonancia magnética nuclear del cerebro, en su plano sagital, el lugar donde se ubica la glándula pineal, el cuerpo calloso y el diencéfalo es similar a la representación del Ojo de Horus.
Horus, hijo de Osiris e Isis en la mitología egipcia, para algunos fue el creador del mundo, cuyo rostro era dibujado tal la cara de los halcones egipcios donde los ojos eran enmarcados con tintura negra.
Es apasionante enterarse de la evolución del pensamiento de los humanos y sus acciones. ¡Hasta la próxima!
Médica, Nutrióloga y Abogada