En la vida basta que tengas cinco amigos, como los dedos de tu mano. Suficientes para contar historias, los días, las estrellas y los sueños. Así como tus éxitos, fracasos o instantes de tristeza. Tu primer amigo es la Divinidad interior y universal. El que nunca faltará, ni fallará, ni mentirá, ni te abandonará, porque es eterno, amoroso y fiel. El segundo es la Vida. Tienes que ser amigo de la vida. De todo lo bello y hermoso que nace en la tierra y en el alma humana. Vivir la para la vida, física y espiritualmente. Nacer cada día con la vida para que ella renazca en ti. El tercero es la Naturaleza. Tienes que amar a Natura, la madre cósmica, la tierra fértil, la Creación misma. La que te da la existencia, el aire, el pan, el agua y el amanecer. Tu cuarto amigo es el trabajo. Sólo el trabajo arduo de tus manos construirá tu destino y te dará lo anhelado. Sólo llegan a la cima los que lucharon por llegar a ella. Sólo cosecharon la tierra aquellos que sembraron bajo el sol el grano, sus lágrimas, el sudor y la esperanza. El quinto amigo -el último de tu mano- eres tú. Tienes que ser amigo de ti mismo. Amarte, comprenderte, perdonarte, creer en ti. Cuando el mundo te deje solo en la victoria o la derrota… Cierra los ojos. Cuenta los cinco dedos de tu mano y sonríe. Si tienes esos cinco amigos entonces habrás de tenerlo todo en el mundo.