Desde 2021 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió oficialmente celebrar la Semana de la Alfabetización Mediática e Informacional, con el objeto primordial de buscar los mecanismos necesarios para que se difunda información fáctica, oportuna, especifica, clara, accesible, multilingüe y con soporte científico.
Esto se ha desencadenado aun mas en la actualidad debido a la brecha digital y desigualdades de datos que existen entre los países y las malas practicas de la desinformación. Lo anterior se refleja en un ecosistema de mensajes complejos y muchas veces, contradictorios que solamente obstaculiza la importancia de la comunicación efectiva y el traslado de información veraz en pro del bienestar global.
Por naturaleza, el ser humano depende en gran medida de la información que recibe. Podemos verlo en la rutinaria vida que llevamos a nivel laboral, académico y personal, en donde la data que recibimos constantemente en estos espacios de nuestras vidas, incide en gran medida en nuestras percepciones, creencias y actitudes de cara al mundo, siendo claro que la información y el acceso a esta ha venido en aumento drástico. Mientras algunas personas tienen acceso a los mejores canales de información y comunicación, otros carecen de esta data y el estar comunicados de manera certera con el mundo que les rodea.
Por ello, la alfabetización mediática es uno de los requisitos fundamentales para el fomento al acceso equitativo a la información y la comunicación asertiva para el desarrollo de conocimientos, promoviendo espacios libres, independientes y pluralistas. Por un lado, tenemos sociedades saturadas de información, mucha de esta inservible, repetitiva e incongruente, y por otra parte sectores sociales que no reciben información fehaciente de lo que sucede en la actualidad o reciben demasiada información y acceso a canales de comunicación que no generan insumos productivos para el aprendizaje.
Esto nos lleva a la necesidad de aplicar acciones concretas ante el papel primordial que juega la alfabetización mediática e informacional, por lo que un barómetro a tomar en consideración para buscar alternativas acertadas en el manejo del tema, lo refleja la UNESCO en la propuesta de lo que denominan cinco leyes centradas en las competencias que abordan el conocimiento en todos los formatos comunicacionales y de la información; el primero es que la información y la comunicación son fundamentales para la participación ciudadana y el desarrollo sostenible en todas sus formas; todo ciudadano es un creados de información y/o conocimiento; los mensajes de información los medios de comunicación no conllevan siempre un valor neutro y por lo que la verdad debe hacerse comprensible; todos los ciudadanos tienen derecho a acceder y comprender la nueva información/conocimiento/mensajes y la alfabetización mediática e informacional no se adquiere de manera inmediata, es un proceso vivo y una experiencia dinámica.
Lo anterior insta a que se busquen generar esfuerzos colaborativos para desarrollar sociedades alfabetizadas en el ámbito de las comunicaciones, diseñando e implementando estrategias integrales que contemple por ejemplo un modelo base de programas de alfabetización mediática e informacional para las personas, acuñado a el diseño de directrices y políticas a nivel nacional e internacional que lleven consigo estudios científicos que respalden lo que se plasme y ejecute de los textos ahí redactados y puestos en práctica.
De esa manera, se verán mejoras en el desarrollo del ser humano y los cambios sustanciales en nuestra sociedad que tanto lo demanda y necesita, en aras de proyectar respuestas para un futuro sostenible a lo largo del tiempo.
Master Luis José Samayoa Rodríguez, abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Universidad Nueva San Salvador