Al menos 2,440 familias con niños de cero a cinco años que enfrentan inseguridad alimentaria y desnutrición en comunidades de los municipios de San Julián, en Sonsonate, así como de Apaneca, Ataco y Guaymango, en Ahuachapán, recibieron ayuda de entidades privadas.
La Fundación Salvadoreña para la Salud y el Desarrollo Humano (Fusal) junto a la empresa 3M El Salvador desarrollaron un proyecto en el que llevaron alimentos a esas localidades para prevenir la malnutrición infantil, informaron.
El proyecto inició en septiembre de 2022 y concluyó en septiembre de 2023 dando prioridad a zonas que necesitaban ser atendidas por la inseguridad alimentaria que vivían.
“Se consideró la pobreza multidimensional y el impacto de la inseguridad alimentaria en la zona como factores clave en la selección de las familias beneficiarias”, explican en un comunicado.
De acuerdo a la información de Fusal y 3M, el año pasado distribuyeron 786,888 raciones de alimento fortificado a 2,440 familias, cuyo valor asciende a más de $191,000, los cuales fueron entregados tras la Tormenta Tropical Julia que afectó a muchas familias en el occidente del país.
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“Este proyecto demuestra el impacto positivo que puede lograrse cuando la comunidad, las organizaciones y los voluntarios trabajan juntos para abordar problemas críticos como la inseguridad alimentaria y la desnutrición infantil”, expresó Karla Segovia, directora ejecutiva de Fusal.
Además de la entrega del alimento fortificado, Fusal y la empresa 3M entregaron a las comunidades un recetario con preparaciones nutritivas que utilizan como base arroz con soya texturizada.
Tadeo Martínez, gerente de país de 3M El Salvador, resaltó la importancia de apoyar a la población más vulnerable.
“Nos complace en 3M saber que estamos llegando a estas familias que se encontraban en situación de vulnerabilidad en cuanto a seguridad alimentaria, logrando el propósito de este proyecto. En esta labor, contamos con el apoyo de Fusal y su red de voluntarios, quienes tienen una amplia trayectoria en este tipo de iniciativas”, destacó el ejecutivo.
La crisis alimentaria habría golpeado a por lo menos 900,000 personas en El Salvador en 2022, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Y, precisamente, una de las zonas más afectadas ha sido el departamento de Ahuachapán, donde las entidades han llevado la ayuda.
Más afectados por hambre en 2023
Tanto la FAO como el PMA han advertido que para 2023 la inseguridad alimentaria aguda tendría 18 focos de hambruna en 22 países, entre los cuales está El Salvador.
Y vaticinan que para finales de este año la cifra de salvadoreños en inseguridad alimentaria ascendería a 1 millón de personas, especialmente en Sonsonate, Usulután y Cuscatlán.
La FAO también alertó que debido al fenómeno climático “El Niño” en Centroamérica se exacerbará la sequía y el riesgo de inseguridad alimentaria de millones de personas, debido a que la producción de alimentos disminuye.
De hecho, gremiales de productores agrícolas en el país han informado que existe una pérdida de 6,418 quintales de granos en la primera siembra.
Ante esas advertencias, el Centro para la Defensa del Consumidor (CDC) ha insistido en que hacen falta políticas enfocadas en el sistema alimentario y que “debe afrontarse urgentemente”.
Dentro de ese panorama también influyen los altos precios de los alimentos, lo cual ha repercutido en que muchas familias salvadoreñas compren menos comida.
Fusal y la empresa 3M explican que entre las acciones que han ejecutado incluyeron la movilización de alimentos fortificados, la formación de 120 voluntarios de la comunidad para el monitoreo y vigilancia nutricional, así como el equipamiento de 75 Nutripuntos con herramientas como básculas, tallímetros e infantómetros y un kit para talleres de preparación de alimentos. El objetivo es evaluar el estado nutricional de la niñez en las localidades que han formado parte del proyecto.