Tengo 26 años y tengo una enfermedad crónica. No me gusta decirlo, no me gusta pensarlo. Pero me toca aprender y aceptarlo. A pesar de sentir los síntomas por al menos 10 años, hasta hace casi dos meses me pudieron diagnosticar. Tuve que someterme a una cirugía para que finalmente mis doctores pudieran ver de frente mi enfermedad, porque solo así pudieron estar convencidos de mi realidad.
Antes de nombrar mi enfermedad, quiero que conozcan los síntomas: dolor pélvico crónico, dolor de espalda, dolor de piernas, dolores de cabeza, náuseas, diarreas y/o estreñimiento, dolor al orinar, ansiedad, depresión, inflamación abdominal, dolor al tener relaciones sexuales e infertilidad. Estos son algunos de los más comunes, pueden ser más, pueden ser menos. Puede que no los sientas todos los días, pero los días que se te juntan todos, esos días no puedes moverte, no puedes hacer nada. Y no, no tiene una cura, solo tratas los síntomas y evitas que se esparza más.
La primera vez que leí todos esos síntomas solo pensé que podía tratarse de una enfermedad demasiado difícil. Probablemente alguno también lo piense. ¿Y cómo es posible que se conozca tan poco de esta enfermedad si parece ser tan grave? Simple, se trata de una enfermedad que solo afecta a las mujeres. Por muchos años no ha sido del interés de la comunidad médica, patriarcal, encontrar una cura.
La endometriosis es una enfermedad que afecta al menos al 10% de las mujeres en su diversidad. Es una enfermedad ligada con el sistema reproductor y las hormonas, es decir con nuestra menstruación. Como mínimo, una vez al mes nos incapacita. Sí, la menstruación “nos dobla del dolor”. Y no, no es normal. LA MENSTRUACIÓN NO DEBE DOLER. Y si sientes dolor, seguramente algo no está bien.
Estoy convencida de que si se hablara más del tema, se educara más, las mujeres podrían acceder a un diagnóstico temprano. Y de ser así, notaran que no es el 10%, si no que debemos ser muchas más. Para la gran mayoría de mujeres diagnosticadas nos ha tocado esperar, y aguantar, entre 8 y 12 años a que un doctor finalmente nos diagnostique, que finalmente nos hagan caso y no nos digan “es normal sentir cólicos menstruales”.
Pero estoy aún más convencida que si esta fuese una enfermedad que afecte solo a hombres, hace años ya se tuviera una cura. Pero no, a nivel mundial se ha hecho poco. Comienzan a existir esfuerzos por realizar más investigaciones y encontrar una forma de brindarles mejor calidad de vida a las mujeres con endometriosis. Y si a nivel mundial se ha hecho poco, ¿cuánto creen que se ha hecho en El Salvador?
En El Salvador contamos con el maravilloso nombramiento del Día Nacional de Endometriosis. Cada 14 de marzo esperamos que un par de funcionarios públicos hagan mención a la enfermedad. Y esto apenas fue aprobado el 5 de abril del 2022. Lo que realmente necesitamos es información pertinente para un diagnóstico temprano, necesitamos apoyo del sistema de salud. Necesitamos una atención completa, desde atención ginecológica hasta psicológica. La endometriosis es una enfermedad que afecta todo tu estilo de vida.
Pero mientras el sistema de salud reacciona, al menos quisiera que la Asamblea Legislativa haga su trabajo de legislar. La Asamblea ha recibido una propuesta de ley para crear una licencia menstrual que permita a las personas menstruantes tomar un día libre al mes, y a las personas con endometriosis, poder tomarse dos días. Esta propuesta, del diputado Johnny Wright, busca que el Ministerio de Salud promueva políticas públicas relacionadas con la salud menstrual. Yo de verdad espero que se estudie, y que se haga consciencia de lo grave de esta enfermedad que muchas hemos tenido que callarnos.
De verdad espero que comencemos a hablar de menstruación para que niñas, adolescentes y mujeres no tengamos que callarnos nuestro malestar por “pudor”. La menstruación no es un tema color rosado ni de campañas de “que no te detenga”. No, no somos guerreras que debemos aguantar todo, ni mucho menos locas que inventamos el dolor. Somos mujeres que necesitamos atención médica urgente.
Comunicadora y fotógrafa profesional