La pequeña isla italiana de Lampedusa se vio en apuros el jueves para hacer frente a la llegada de unos 7,000 migrantes en embarcaciones desde el norte de África, el equivalente a toda la población local.
El centro de acogida local, con capacidad para menos de 400 personas, se vio desbordado por hombres, mujeres y niños obligados a dormir fuera en camas de plástico improvisadas, muchos envueltos en mantas de supervivencia.
El buen tiempo propició las llegadas a las costas italianas en los últimos días. Más de 5,000 personas llegaron al país el martes y casi 3,000 el miércoles, según datos del Ministerio del Interior.
Según Matteo Villa, del grupo de reflexión ISPI, el número de llegadas en 48 horas es un "récord absoluto".
La Cruz Roja italiana, que gestiona el centro de acogida de Lampedusa, "hace lo imposible, y más que lo imposible", aseguró el jueves su presidente, Rosario Valastro, en un comunicado.
El municipio declaró el estado de emergencia local, y el miércoles estallaron tensiones mientras la Cruz Roja distribuía comida, obligando a la policía a intervenir.
El jueves, cientos de migrantes más llegaron a la isla, pero muchos otros fueron trasladados a Sicilia, y la Cruz Roja aseguró que la situación estaba "más bajo control".
Localizada a unos 145 km de la costa de Túnez, Lampedusa es el uno de los puntos de escala para los migrantes que cruzan el Mediterráneo.
2,000 muertos en el mar
El miércoles, algunos jóvenes fueron al centro histórico de Lampedusa, donde un fotógrafo de AFP vio a algunos comiendo helados.
Varios dijeron que estaban hambrientos, pero pocos tenían dinero y algunos restaurantes los rechazaron. Otros establecimientos les ofrecieron comida gratis, o habitantes y turistas se la pagaron.
La mayoría de los migrantes son rescatados de sus frágiles embarcaciones en el mar por los guardacostas, que los llevan al puerto de Lampedusa.
Pero muchos no llegan tan lejos. Más de 2.000 personas han muerto este año cruzando entre el norte de África e Italia y Malta, según la agencia de la ONU para las migraciones.
La última víctima conocida fue un bebé de cinco meses, que supuestamente cayó al agua el miércoles cuando formaba parte de un grupo que estaba siendo llevado a la orilla.
Desde hace años, el centro de acogida de Lampedusa tuvo dificultades para hacer frente a las llegadas. Las organizaciones humanitarias indicaron una falta de agua, comida y atención médica.
La Cruz Roja italiana tomó el relevo en junio, prometiendo una acogida más "digna".
"La situación es ciertamente compleja y estamos intentando volver progresivamente a la normalidad", declaró el jueves Francesca Basile, responsable de migraciones de la organización.
Ayuda europea
El gobierno de extrema derecha italiano asignó recientemente 45 millones de euros (48 millones de dólares) a Lampedusa para ayudar a la isla a gestionar mejor la situación migratoria.
Pero la jefa del gobierno Giorgia Meloni, elegida hace un año tras prometer poner fin a la migración masiva, pide ayuda a la Unión Europea.
La Comisión Europea respondió que ya proporcionó 14 millones de euros (14,9 millones de dólares) en ayuda de emergencia para la gestión de las llegadas, además de cientos de funcionarios de fronteras, seguridad e inmigración.
"Estamos dispuestos a apoyar a Italia y eso es lo que estamos haciendo", dijo una portavoz.
El viceprimer ministro italiano Matteo Salvini, líder de la Liga (antiinmigración), declaró que veía las llegadas masivas como "un acto de guerra" contra Italia.
Casi 114,300 migrantes llegaron ilegalmente a Italia desde el norte de África por el Mediterráneo entre enero y agosto, casi el doble que en el mismo periodo de 2022, según cifras anunciadas el jueves por la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex).
El gobierno italiano indicó que unas 126,000 personas llegaron por esta ruta en lo que va de año, frente a 66,000 en el mismo periodo del año pasado.
Pero los números todavía no superan los de 2016, cuando más de 181,000 migrantes, muchos sirios huyendo de la guerra, llegaron a Europa ilegalmente.