La familia de Wendy Beatriz Álvarez López, de 29 años, recibió, en mayo pasado, una llamada telefónica donde les informaban que las muestras de ADN que les habían tomado coincidían con las de los restos de una persona que fue encontrada muerta debajo de un árbol, en Carrizo, Texas, Estados Unidos (EE.UU).
La llamada ocurrió 21 meses después de que la joven, originaria de Ilobasco, Cabañas, salió con rumbo a Estados Unidos, y 20 desde que perdieron toda comunicación con ella.
Durante los 21 meses que no tuvieron ninguna clase de información, hubo una angustia para la familia ya que no sabían si había fallecido o estaba secuestrada.
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Esto último porque recibían llamadas telefónicas donde los interlocutores señalaban que sabían de su paradero; pero cuando la familia les exigía pruebas, a través de preguntas específicas, se perdía la comunicación.
Tras la confirmación que falleció en el trayecto, sólo quieren darle una sepultura digna.
Sin embargo, desde mayo, que recibieron la confirmación del hallazgo de sus restos, están esperando que los restos de Wendy sean repatriados.
La firma del acta de defunción del forense en Estados Unidos es lo que, presuntamente, retrasa el proceso.
El hermano de la compatriota, Alexander Álvarez, relató que emprendió el viaje a mediados de agosto de 2021.
El 2 de septiembre, del mismo año, recibieron una llamada telefónica indicando que Wendy se había desmayado, que se encontraba deshidratada y que llamaran a instituciones de la zona para que llegaran a auxiliarla.
“Desde entonces no supimos nada de ella. Había quedado debajo de un árbol, con una ‘pichinguita’ de agua y sus documentos por si alguien la pasaba a recoger. Ya no supimos nada”, relató el familiar.
Agregó que realizaron gestiones con instituciones para que les ayudaran a dar con el paradero de su hermana, entre ellas con la Cancillería salvadoreña.
El 22 de octubre de 2021, el Instituto de Medicina Legal (IML) realizó pruebas de ADN a la familia de la joven.
La Cancillería les llamó en mayo de este año, donde les informaban que las pruebas que les habían realizado eran compatibles con los restos de un cuerpo que había sido encontrado en Texas. La información no detalló la fecha exacta del hallazgo.
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“La habían encontrado debajo de un árbol, semienterrada con hojas y ramas. (Antes de mayo, estábamos) preocupados porque no sabíamos nada de ella, si seguía viva, si la tenían secuestrada. Perdimos la esperanza. (Después de la llamada, sentimos) alegría porque ya sabemos de ella; pero por otra parte tristeza por cómo se vino a encontrar. Ha sido un proceso difícil y duro, dos años, y aún no se logra el objetivo que es repatriar el cuerpo de ella.”, expresó el hermano.
Lo que desea la familia ahora es el retorno del cadáver de la joven para darle cristiana sepultura y tener un lugar donde ir a dejar flores.
La Cancillería salvadoreña les ha notificado que correrán con los gastos del proceso de repatriación; pero sus allegados esperan que sea a corto plazo pues ya transcurrieron cuatro meses desde la llamada telefónica.
Wendy emprendió el viaje hacia Estados Unidos con la ilusión de ayudar a su familia.
Era la última de tres hermanos y se dedicaba a elaborar pequeñas figuras de barro, en Ilobasco, Cabañas, de donde era originaria. Era soltera.
“Mi mamá se siente mal, se pone mal a veces porque no se sabe nada (del proceso de repatriación). Me dice ‘llamá, tal vez dan alguna esperanza’. Desde la llamada hemos estado haciendo cositas, ya tenemos el nicho donde la vamos a enterrar”, expresó el hermano.