“El Mago de Oz” -clásico cuento infantil de Lyman Frank Baum- es la historia de Dorothy Gale, una niña granjera de Kansas, que -luego de quedar inconsciente durante un ciclón- sigue “el camino de ladrillos amarillos” hacia “Ciudad Esmeralda” a fin de conocer al maravilloso Mago de Oz. La acompañan su perro Totó y sus amigos: el “Hombre de Hojalata”, el “Espantapájaros” y “Zeke”, el león cobarde. Cada uno de ellos busca algo en la vida y en su propio interior: Dorothy, el sueño de la felicidad; el Hombre de Hojalata, un corazón para poder amar; “Zeke” -el león cobarde- valentía para enfrentar los desafíos de la vida y el Espantapájaros de paja, un cerebro para discernir su propio destino y supervivencia. La trama -como los personajes del cuento- representan a nuestra misma Humanidad actual: Todos vamos en busca de la felicidad y la paz que la “Bruja Mala del Oeste” del cuento de Baum y los modernos “genios del mal” nos tratan de arrebatar y borrar de la Historia. No persiguiendo un sueño de amor y esplendor, sino el poder, el oro y la “Triste gloria de alcanzar la victoria”. Ello, mediante las más nefastas conspiraciones de guerra y odio racial. ¿Podrá nuestra civilización “Dorothy” encontrar la maravillosa “Ciudad Esmeralda”? ¿El Hombre de hojalata, el poder de amar y dejar de amar el poder? ¿El hombre de paja, alcanzar la inteligencia y sensatez? ¿El león cobarde, vencer en la lucha contra el mal? ¿Podrán, en conclusión, arribar a la ciudad dorada de la Paz y el feliz Porvenir?
“El Mago de Oz” describe a la actual humanidad
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