Según el artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales". Y es que el derecho a la educación no es sólo acceder, sino también implica el derecho a recibir una educación de buena calidad; por lo tanto no se debe dudar en invertir en este derecho, que es uno de los pilares fundamentales para el desarrollo y progreso de El Salvador.
Si como país queremos una verdadera transformación en la educación, el estado debe comenzar por garantizar el fortalecimiento de las escuela públicas, también se deben implementar programas que contribuyan en forma eficaz a reducir las brechas educativas existentes entre los sectores de menores y mayores ingresos, entre la población rural y urbana. Difícilmente se podrá acceder a un empleo digno, o ejercer la libertad de expresión o de participación, si no se tiene educación.
Los excluidos de un sistema educativo en su mayoría no cuentan con las oportunidades necesarias para el desarrollo pleno en la sociedad. Tomemos en cuenta que la educación debe cumplir la finalidad de ser una guía: en la forma de aprender a conocer, a hacer, a ser y, aprender a vivir juntos cuidando la vida de las demás personas; estas finalidades deben estar al alcance de todos, sin ninguna distinción. Es importante recalcar que las escuelas, universidades y otras instituciones de estudio deben formar profesionales competentes, practicantes de valores morales/éticos y que estos sean a la vez generadores de oportunidades para comenzar con una era de trabajo digno para la mayoría de Salvadoreños.
La educación debemos exigirla que sea igual para todos sin ningún tipo de discriminación, no olvidemos que el conocimiento constituye una inversión productiva, estratégica en lo económico y prioritaria en lo social. Tomemos en cuenta que la preparación académica, nos ayudara a la construcción de una mejor democracia en nuestro país por lo tanto como sociedad debemos cultivar el deseo de aprender, es decir, mantener y desarrollar el interés, de los salvadoreños por demandar una educación de calidad que permita cambiar la realidad del país, contribuyendo a lograr una sociedad más justa, productiva y equitativa.
Tengamos presente que la educación de calidad es la única vía que nos puede sacar del sub-desarrollo y solventar problemáticas como la violencia que está golpeando fuertemente a todos los salvadoreños; debemos apostarle a la educación de niños y jóvenes, esta debe ser la prioridad más grande como nación.
Veamos la educación como la mejor vía para combatir la pobreza, la superación de las desigualdades sociales, eliminar la corrupción, reducir la violencia y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Este es el gran desafío que enfrentamos los Salvadoreños, por lo que debemos exigir que se impulsen políticas sociales que aseguren y garanticen una educación de calidad para toda la población.
Ingeniera.