El único camino que nos puede sacar de la pobreza, mejorar el crecimiento económico, erradicar la pobreza y situarnos en el devenir del bienestar y la transformación digital, es la ciencia. Ningún país se transforma en un nodo de desarrollo logístico, financiero o turístico sin una ciudadanía educada.
Por años la clase política y la élite empresarial nos han engañado, con recetas falsas, y lo único que hemos logrado son tres cosas: a) El establecimiento de la impunidad y la corrupción de la clase política como norma; b) La concentración de riqueza en pocas manos o grupos corporativos; y c) la estabilidad de la pobreza y la exclusión social, que incluye la migración y las remesas, como civilización perversa.
El camino de la ciencia no es fácil…; necesitamos como punto de partida un sistema educativo eficiente y de calidad, con bajas tasas de deserción, repitencia y sobreedad. Para ello se requiere un magisterio comprometido, con mística y buenas capacidades. Esto lo sabemos desde el informe “Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivo” (McKinsey, 2007).
Según el informe de McKinsey cuatro son los desafíos fundamentales a considerar: 1.- La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus docentes; 2.- La única manera de mejorar los resultados es mejorando cómo enseñamos; 3.- El alto desempeño requiere el éxito de todos los niños (as); y 4.- Todo centro escolar necesita ser dirigido por un buen líder.
En la actualidad, nuestro sistema educativo no cumple estos estándares y ya conocemos el diagnóstico: Baja calidad según resultados en pruebas estandarizadas; escolaridad promedio de 7.2 grados; no retenemos y atraemos a los mejores candidatos para la profesión docente; rezago educativo; políticas educativas de corto plazo; limitada inversión en equipamiento y laboratorios; entre otros fenómenos.
Nuestra “Productividad total de los factores” (PTF) -diferencia entre la tasa de crecimiento de la producción y la tasa media de crecimiento de los factores utilizados para obtenerla- es patética y preocupante; la disponibilidad de ingenieros y doctores, el desarrollo de patentes, los resultados en pruebas estandarizadas internacionales, la matricula en educación media y superior, las exportaciones de valor agregado, computadoras e internet por habitante, entre otros parámetros reflejan valores bajos o negativos.
Por si fuera poco, la “Tasa Interna de Retorno” (TIR) del sistema educativo, es negativa en todos los niveles y en todas las circunstancias (sexo, zona, edad, etcétera) salvo en educación media. Lo único que podemos presumir que si un estudiante culmina la educación media puede pasar de ganar US$ 365 a US$ 500. Estudiar más no implica ganar más (González Orellana, 2017)
La pregunta de fondo es: ¿Cómo salimos de la pobreza científica y de la irrelevancia académica para cambiar el rumbo del país?. Muchos académicos, políticos y empresarios han normalizado y aceptado que estamos llamados a seguir en el tercer mundo y que es casi imposible quebrar los ciclos de ineficiencia e irrelevancia científica. Obviamente a un importante sector de la sociedad le interesa que todo siga así; mientras unos necesitan un pueblo ignorante para seguir robando a través de la política, otros siguen haciendo dinero de modo infame a costas de un modelo consumista y de capitales concentrados; pero ambos disimulan en su narrativa… Es prudente recordar aquí a Averroes: “Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza”
De 3.4 grados a finales de los años 80 a 7.2 grados a 2023… hemos mejorado 3.8 grados en 33 años, esa es la realidad, sin contar las condiciones paupérrimas de los ambientes escolares y el incumplimiento del calendario escolar; hemos invertido miles de millones de dólares de presupuesto y empréstitos para seguir igual o peor. Cuando un político o empresario nos diga que está preocupado por la educación debemos de dudar y mucho.
No debemos olvidar ni dejar de lado en el análisis que hay “dos sistemas educativos” para “dos tipos de ciudadanos”; una minoría que puede pagar educación privada de mejor calidad y una mayoría que está condenada a reproducir los ciclos de pobreza y exclusión. Las oportunidades son parciales 1 a 10.
El camino de la ciencia requiere políticos y empresarios comprometidos con el futuro, generosos y dispuestos a cambiar el contexto actual. Necesitamos invertir más y mejor en los docentes y en los ambientes escolares incluyendo laboratorios de ciencia. Necesitamos hacer obligatoria la educación, al menos hasta el nivel medio. Necesitamos aprovechar la cooperación internacional para formar ingenieros y doctores. Necesitamos mayor nivel de exigencia de parte de las autoridades del nivel superior -Dirección Nacional de Educación Superior y Comisión de Acreditación- haciendo a un lado la mediocridad y la tolerancia a la ineficiencia. Necesitamos flexibilizar la oferta académica.
Necesitamos invertir más en laboratorios y en formación de científicos que en Surf, Bitcoin, Miss Universo y otras superficialidades. Necesitamos rectores más comprometidos con la ciencia. Necesitamos más visibilidad científica y publicar en inglés. Necesitamos educación bilingüe desde el nivel inicial.
Parece que necesitamos muchas cosas, pero mientras más nos tardemos en iniciar más aumentarán las brechas. Un buen comienzo sería un plan educativo de largo plazo, de al menos 30 años, con acuerdos consensuados y que se respeten; que al menos integre: a) Una inversión sostenida y progresiva en los presupuestos escolares y universitarios públicos; b) Un proyecto esencial de dignificación docente con más recursos, evaluación y resultados; c) Concentrar la mayor cantidad de recursos de cooperantes y responsabilidad social empresarial en mejorar los ambientes escolares; d) Una apuesta de país concentrada y consensuada en una visión estratégica en… ¿bilingüismo, patentes, productividad en ciertos sectores, etcétera?
Afortunadamente hay modelos económicos “milagrosos” de países pequeños o emergentes que han logrado saltos de calidad desde los sistemas educativos y luego su industrialización: Israel, Irlanda, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Malasia, Indonesia, Tailandia.
Cerramos nuestra reflexión con dos citas magistrales: “La ciencia es la clave de nuestro futuro y si tú no crees en la ciencia, entonces nos estás reteniendo a todos hacia atrás”(Bill Nye); “La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición” (Adam Smith).
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Investigador Educativo/opicardo@asu.edu