Cuando las temperaturas siguen subiendo y la sequía hace estragos en todo el planeta, la amenaza de incendios a gran escala es cada vez mayor. En Canadá, más de 10 millones de hectáreas de bosques y praderas se han convertido en humo, mientras que Europa sigue luchando contra las llamas.
Ante este alarmante panorama, la vigilancia diaria de los incendios es crucial para prevenir los desastres medioambientales y humanos que se derivan de ellos. Un programa de observación de la NASA, denominado Fire Information for Resource Management System (FIRMS), proporciona información en tiempo real sobre los lugares de la Tierra que arden.
"La agencia espacial estadounidense recoge datos sobre los incendios activos mediante dos satélites en órbita, Aqua y Terra, equipados con sensores ópticos llamados Modis", explica a franceinfo Olivier Boucher, climatólogo del Instituto Pierre-Simon Laplace.
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Anomalías de radiación
Estos sensores detectan las anomalías de radiación características de las altas temperaturas en la superficie del suelo relacionadas con los incendios. Dos veces al día, los dos satélites escanean toda la superficie de la Tierra y recogen datos precisos sobre la localización y la intensidad de los incendios. Esta intensidad se mide mediante un índice denominado "potencia radiativa".
"Se trata de un valioso indicador que combina tanto la intensidad como el tamaño del incendio. Su único inconveniente es que no puede diferenciar entre un incendio pequeño y muy caliente y otro mayor pero de menor intensidad", explica el investigador.