Observando con atención lo que cotidianamente vivimos, he caído en la cuenta —y quizás usted ya lo sabía— de que cualquier cosa sobre la que tenemos que decidir, lo que al final hacemos, “depende”, de las circunstancias y conveniencias de cada uno, o bien, de la conveniencia, de las personas que imponen su decisión.
Y como todo está sujeto a cambios, por la “variabilidad natural”, que no se puede eliminar, o por la “variabilidad especial”, consecuencia de un suceso especial, como el temblor del lunes, o también, debido a la “variabilidad accidental”, cuando se toma una medida para corregir algo, pero la situación en lugar de mejorar empeora, y resultó, que el remedio fue peor que la enfermedad.
Pero también puede suceder que el “depende” se deba al cuarto tipo de variabilidad, que en la ingeniería de calidad llamamos “variabilidad estructural”. Se da cuando sabiendo cuál es el problema y las medidas a tomar se posponen y vuelven a posponer, sin que nadie explique y entiende por qué. Antes decíamos “dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”, es lo que hoy los eruditos llaman “procrastinar”, cuando intencionadamente se actúa contra el proverbio: ¡No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy!
Resumiendo, en términos de calidad, para determinar las causas de los defectos o los fallos debemos observar, medir y estudiar el tipo de variabilidad fuente del problema, para tomar las acciones correctivas y preventivas adecuadas. Aunque también puede suceder que se trate de varios tipos de variabilidad simultáneamente y la situación sea más compleja de entender y resolver.
Y esto sucede, con nuestro cuerpo y sus doce sistemas, la economía, las bolsas de valores, los procesos industriales y de servicios, e incluso, en la política.
Para que nos entendamos… Si usted tiene una rutina de comidas en horarios preestablecidos y su estado de salud es normal, si de pronto se excede, comiendo tres hamburguesa, con bebidas carbonatadas o cerveza, su sistema digestivo colapsará. La causa es por variabilidad especial. Si para curarse toma un medicamento que le irrita más el estómago, es variabilidad accidental, porque el remedio fue peor que la enfermedad. Pero si usted tiene frecuentemente dolores intestinales y sus parientes y amigos le recomiendan un especialista y usted responde que sí pero pospone y vuelve a posponer la visita, su sufrimiento es por variabilidad estructural. Sí, señor… Compartimos un mundo dinámico donde reina la variabilidad.
Otra cosa, “buscarle cinco patas al gato” es buscar complicaciones innecesarias, razones sin sustentación clara o legal, empecinarse en una solución aunque resulte, que el remedio es peor que la enfermedad. Es forzar los “dependen” a su favor y salirse temporalmente con las suyas, sin pensar que las circunstancias seguramente cambiarán.
Las noticias de este jueves informan como personas de Centro América que tuvieron poder, la variabilidad de la que dependía su situación privilegiada cambio y perdieron el poder. Pero este fenómeno, también sucede en las bolsas de valores, las empresas multinacionales, las grandes y pequeñas empresas.
El Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, sostenía que el “relativismo”, sobre todo el moral, es el peor mal de nuestra sociedad. Consiste en que cada quien rebusca la interpretación de lo fundamental, básico, legal y se sentido común según su conveniencia.
Pues siendo que todo “depende” de las circunstancias de cada uno, he querido explicar el fenómeno de la variabilidad para que, en lo que hacemos, consideremos los cambios bruscos y los riesgos reales a corto, medio y largo plazo, pues todos buscamos un final feliz, muy diferente a ser cuestionado y perder la imagen personal y corporativa.
Resumiendo… ¡El bumerán que cada uno lanza, al volver, le pueda dar en la nuca!
Ingeniero / pedroroque.net
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común