El régimen rechazó la acusación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de que bajo el “estado de excepción” se han perpetrado brutales abusos contra detenidos, a quienes se tortura, se mantiene incomunicados y se les niega asistencia sanitaria, lo que literalmente consta a muchas familias salvadoreñas cuyos parientes han muerto víctimas de maltrato extremo.
El Diario de Hoy publica este día una serie de denuncias de familias cuyos hijos han sido puestos en libertad por los tribunales, pero los carceleros se niegan a dejarlos salir. En uno de los casos el reo murió en la cárcel pese a tener la carta de libertad.
A estos abusos se agrega el caso de un niño que nació en prisión, fue entregado a su familia y murió cinco días más tarde, lo que pone al descubierto un hecho gravísimo: que mujeres embarazadas no reciben el trato mínimo requerido para protegerlas, que no existe dentro de los campos de torturas (las cárceles).
La organización Cristosal informó que hay 6,436 denuncias de abusos y violaciones a los derechos humanos de las personas detenidas y sus familiares por el estado de excepción.
Los representantes del régimen salvadoreño sólo se presentaron ante la Comisión para decir que “aquí no pasa nada...”.
Coordinadamente al rechazo, el fiscal dijo, sin pestañear, que “en nuestro país no se tortura ni se maltrata a nadie”...
Coincidiendo con tales “contundentes respuestas” los cuerpos maltratados de dos mujeres fueron entregados a sus familiares, que negaron que ellas estuvieran involucradas en actos ilícitos, pero que fueron capturadas después que miembros de la soldadesca las interrogaran, tomaran datos de sus documentos y más tarde volvieran a llevárselas, acusándolas de traficar con estupefacientes, lo que no se comprobó.
Muchos recuerdan el caso de un fiscal prevaricador que mandaba a capturar a jóvenes y llevaba bolsas de marihuana para armar un caso, agregando lo de “lavado”, la acusación “comodín”.
La Comisión Interamericana no ha pedido inspeccionar las cárceles, lo que de seguro se les negaría alegando “interferencia en los asuntos internos” del país.
Como hemos señalado, las sanciones de lejos o “advertencias reiteradas” tienen como consecuencia que las dictaduras se sienten fortalecidas y endurecen sus persecuciones.
Es conocido el consejo que amigos de parranda dan a sus comparsas cuyas parejas han entrado en sospechas sobre su comportamiento: “Debes negarlo todo...”. Esta situación de “poner cara de inocencia y negar que nada de eso sucede es lo que enarbolan los castristas en Cuba, la narcodictadura venezolana (que acaba de rechazar de que María Corina Machado participe en las venideras “elecciones” ).
China fija un precio por la cabeza de quienes luchan por la democracia
El caso extremo es de Nicaragua frente a la Iglesia: congregaciones religiosas son expulsadas y sus bienes confiscados por orden de la Murillo, que, según muchos, es quien verdaderamente manda en el país...
Los perseguidos, los ahorcados por disposición de ayatolas enloquecidos, los muertos en las razias contra su propio pueblo de los militares birmanos... nadie entre ellos tiene quién los defienda.
El caso más chocante es el de personas que lograron escapar de Hong Kong y denuncian en el exterior los abusos y tropelías del régimen chino, pero que les han puesto precio a sus vidas: quien dé información sobre tales y tales personas recibirá una recompensa de alrededor de ciento treinta mil dólares: ¡¡pagar para silenciar voces a favor de la democracia!!