Historias que importan, gracias a lectores como tú

El periodismo que hacemos requiere tiempo, esfuerzo y pasión. Cada reportaje es para mantener informado y contar historias que marcan la diferencia

Sucríbete y obtén acceso a contenido exclusivo

  
Suscribirme
EPAPER Elecciones en Venezuela|Harris vs. Trump|Dengue|Alza precios alimentos|Selecta

El mundo donde amanece dos veces

.

Por Carlos Balaguer |

Al lejano planeta Kepler lo iluminan dos soles. Uno dorado y brillante como la vida y el otro rojo como la pasión. Kepler 16-B -recién descubierto por la astronomía moderna- orbita alrededor de esos dos soles y, por consiguiente, tiene al día dos amaneceres y dos atardeceres. Nuestro planeta, en cambio, sólo tiene un amanecer y un atardecer. El mismo dorado amanecer del amor, de la cumplida promesa. El mismo ardiente sol del atardecer de la gloria. Una alborada nada más tiene la humanidad terrestre. Amorosa y cruenta civilización, habitante de un apartado planeta de un solo amanecer; el mismo astro reflejo, perdido en los abismos intergalácticos del “Acasha”, el Universo. De esta manera se describe la parábola del divino drama: la historia registra que, hasta hoy, no ha existido civilización alguna en la Tierra que escape al ciclo cósmico existencial de: nacimiento, esplendor y caída. Es decir, que todas han sido civilizaciones de un solo “amanecer”. Por igual, cada uno de nosotros tiene al nacer una sola oportunidad para vivir, crecer, amar y conquistar, para luego eclipsar como las estrellas en el vacío cósmico de la creación.

KEYWORDS

Filosofía Opinión

Patrocinado por Taboola

Inicio de sesión

Inicia sesión con tus redes sociales o ingresa tu correo electrónico.

Iniciar sesión

Hola,

Bienvenido a elsalvador.com, nos alegra que estés de nuevo vistándonos

Utilizamos cookies para asegurarte la mejor experiencia
Cookies y política de privacidad