Visión cósmica del “Planeta Guerra”: En un remoto lugar de la Vía Láctea (de 4 mil millones de soles) se formó alrededor de un sol menor un ínfimo planeta (La Tierra) del cual surgió vida. Dentro de su biosfera, los seres humanos evolucionaron de los primeros homínidos erguidos (El Homo Habilis y el Australopithecus) cuyos fósiles datan de más de 6 millones de años. Desde esta distante perspectiva universal, varias cepas mayores de los microscópicos terrestres han cubierto con el tiempo el planeta. Queriendo algunas de ellas dominar y conquistar aquel distante mundo, se genera su expansión y consecuente exterminio humano, diseminando una toxina mortal: las armas de destrucción masiva. Sobre cadáveres y ciudades destruidas, la multi billonaria industria armada se ha convertido en un trágico festín de buitres y mercaderes de la guerra y la paz. Tráfico que además alimenta el mercado negro del terrorismo. La mayor “toxina” destructiva de la especie del victimizado planeta es el arma nuclear. Misma que -al borde de una suicida guerra global anti racista, económica y geopolítica- está a punto de causar un desastre mundial que podría acabar -no sólo con la paz- sino con la misma especie humana. Por igual, la naturaleza ha sido agredida ferozmente por el mismo cósmico espécimen humano, que imagina ser un dios: el Homo Deus. Más estúpido, dañino y peligroso, que los primeros homínidos ancestrales. El perverso “simio de la guerra” persigue el oro -que ésta le brinda- aunque al final de la Historia quede hecho cenizas -sin oro ni gloria- ante Dios y el Universo. <palabrasbalaguer.facebook.com>
Planeta Guerra: guarida de buitres y mercaderes de la paz
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