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Mi credo

Creo que tenemos derecho a ser lo que, siendo adultos y de forma libre y espontánea, sin coacción alguna, escojamos ser.

Por Maximiliano Mojica
Abogado, máster en leyes

Creo en el misterio. La vida, la naturaleza, los colores de un ave, la existencia misma, todo reviste un misterio ¿Por qué somos algo y no simplemente nada? ¿De dónde sale tanta belleza, tanto orden? ¿Por qué el mal, por qué la muerte? Unos encontrarán su respuesta en “Dios”, otros, como yo, podremos decir: creemos en el misterio de la vida, un misterio que poco a poco la ciencia, en un futuro, irá develando.

Creo que a lo largo de los eones han venido a la tierra grandes hombres que, por su espiritualidad, personalidad, clarividencia e inteligencias excepcionales, han hecho de este mundo un mejor lugar para vivir, dejándonos enormes legados. Pero creo que nosotros, mamíferos al fin de cuentas, nos resistimos a verlos como un humano más, y les hemos otorgado características divinas. Creo que en los malos momentos y ante los eventos que no entendemos, como la enfermedad y la muerte, nuestra imaginación nos hace sentirnos reconfortados por esos seres divinizados y en ese sentido, ese sentimiento de “sentirnos cerca de Dios” trae muchos beneficios a nuestra psique.

Creo que el ser humano tiene una sola vida y existencia y, por lo tanto, la tenemos que aprovechar en todos los sentidos posibles. Tenemos que ser responsables de lo que tenemos, dado que somos los únicos arquitectos de nuestro destino. No hay premios ni castigos místicos, solo la mundana ley de que seguramente en un tiempo más o menos corto, cosecharemos lo que sembremos… y que esa cosecha será recogida -para bien o para mal- en esta vida.

No hay dioses ni demonios que rijan nuestro destino o que nos hagan hacer cosas contra nuestra voluntad. Nuestra autonomía mental y volitiva es única en la evolución y por ello somos los únicos responsables de lo que nos pasa, no somos marionetas de extrañas fuerzas místicas, solo somos el producto de nuestra educación, de nuestras bases familiares, de nuestro ADN y del tiempo que nos tomamos en cultivar nuestras relaciones personales y nuestra mente.

Creo que moral y religión son cosas diferentes. Se puede ser muy ético y moral, a la vez que ateo, agnóstico o no practicante. Creo que la moral ha sido “secuestrada” por la religión tomándola como algo “propio”, cuando la moral responde a un pacto social difuso y, contrario a lo que se argumenta, cada época define lo que considera “moral”, “bueno” y “ético”. No obstante, creo en que si existen principios universalmente aceptados que son transversales en todos los pueblos y culturas (no matar, no robar, no mentir, etc.), pero estos principios no derivan de ningún decálogo divino, sino que nacen espontáneamente de la sana interacción humana que, eventualmente, acabó diferenciándonos de los demás animales.  

No creo en el pecado, creo en legal o ilegal, según sea establecida por una ley dictada por nuestros pares que nos representan en una asamblea legislativa, cuando son electos bajo los principios y reglas constitucionales. En una sociedad civilizada, se le debe temer no al infierno sino al policía y al juez; no a la “condena en otra vida”, sino a la condena en esta vida, que es la única que tenemos. Por tanto, creo que no tenemos que ser salvados de ningún pecado, sino de lo único que tenemos que salvarnos es de la ignorancia que nos tiene sometidos a pasiones humanas que derivan en supersticiones, violencia, fanatismos, guerras, sangre, dolor y lágrimas.

Creo que tenemos derecho a ser lo que, siendo adultos y de forma libre y espontánea, sin coacción alguna, escojamos ser. Por tanto, somos libres de definir como vestir, qué comer, con quien emparejarnos -que implica definir por nosotros mismos, nuestra preferencia sexual-, qué leer, qué escribir, qué pensar, qué creer… o qué no creer; sin que ninguna institución, colegio, Estado, congregación o Iglesia pueda obligarnos a tener una forma específica de ver la vida.

Creo en una mejor vida en el mundo futuro. Creo en ello, porque creo que la humanidad se desarrollará de tal forma que, eventualmente, lograremos suprimir la ignorancia que nos lleva a la enfermedad, el dolor y a la muerte. El mundo futuro ocurrirá aquí en la Tierra y no dudo que será brillante.

Abogado, Master en leyes/@MaxMojica

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