Es uno de los países más chicos de América y futbolero como pocos. En eso, tiene una enorme similitud con El Salvador, cada uno el más pequeño de su región. Si bien es cierto que los 176 mil kilómetros cuadrados de Uruguay están lejos de los 21 mil de la extensión salvadoreña pero si tomamos en cuenta la población, los 3 millones y medio de uruguayos son poco más de la mitad de los más de 6 millones de salvadoreños.
La mayoría con una enorme pasión: el fútbol. Quizás la diferencia mayor radique en que allá se vuelca con sus gurises (niños) y equipos locales; y aquí, en El Salvador, esa pasión se dirige, lamentablemente, hacia el fútbol europeo, con Barcelona y Real Madrid como buques insignia.
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¿Pero dónde está el secreto del fútbol uruguayo?, ¿dónde el origen de esa usina generadora de talentos en el más alto nivel fútbol mundial y flamante campeón del mundo Sub-20? No hay secretos: en sus niños y la organización del fútbol infanto juvenil. Según datos recientes, más de 65 mil niños de todo el Uruguay juegan en campeonatos organizados, con números abrumadores: es casi el 40 % de los varones de 6 y 13 años que juegan al fútbol.
La organización y la cultura de clubes es la clave. En Uruguay existe la Comisión Nacional de Baby Fútbol, entidad que rige a los más pequeños en todo el territorio. Más de 600 clubes para niños solo de fútbol (la cifra aumenta cuando se trata de otros deportes como básquet, balonmano o rugby) que están regidos por esta entidad.
Esos clubes van desde Montevideo, su capital y ciudad insignia con gigantes del fútbol como Peñarol y Nacional, hasta el pueblito más pequeño y alejado, todos bajo una misma estructura y organización, con autonomía pero también con asistencia del Estado.
Los niños van subiendo de nivel y compitiendo cada vez en torneos más exigentes. ¿Quedan muchos en el camino? Claro, pero muchos también llegan, varios de ellos talentos perennes del fútbol mundial. Desde Obdulio Varela, emblema del Maracanazo del 50, a los más recientes Enzo Francescoli, Diego Forlán, Luis Suárez, Edinson Cavani, Fede Valverde, etcétera, etcétera y cientos de etcéteras.
Tan parecido y tan lejano a este país, Uruguay es el espejo donde debería reflejarse y buscar imitar el fútbol salvadoreño. Quizás ya es tiempo de darle prioridad al fútbol infantil.