Años atrás Azar -el Ilusionista del “Circo del Aire” que pasó- perdió al ser que más amaba en la vida: La bailarina Mariposa. La misma que cayó desde lo alto, cuando quemó sus alas el fuego de las antorchas del coro de danzantes. Después se esfumaron de la pista los artistas de aquella última función- pues todos eran parte de su mismo acto de ilusionismo. La fantasiosa Talismán -a sus escasos diez años- fue esa vez a buscar hasta su camerino al encantador que -según ella- poseía el secreto de su felicidad. Abrazándose a él le suplicó: “¡Déjame ir con el Circo y ser como Mariposa!” “No puedes ser igual, porque ella murió con la primavera. Tampoco puedo darte el don de volar porque -de hacerlo- morirías tarde o temprano como las mariposas. Debes quedarte en la aldea. Un día tal vez vuelvas a verme”–dijo aquel. Después de aquello encontraron a Talismán dormida sobre un banco del parque. Al despertar creyó que la historia del circo era un sueño más. Pero años después el Mago Azar volvió con el “Circo del Aire”, cuando ella entraba en la adolescencia. Mientras ensayaba su rutina de ballet –que los demás se habían ido del salón de baile- el lejano ilusionista apareció ante ella, diciéndole entre penumbras: “He vuelto a cumplir mi promesa. Lo invisible a tus ojos habrá de tornarse realidad.” (V)
Regreso del “Circo del Aire”
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