Un oficial de la Policía Nacional Civil (PNC) aceptó relatar, bajo el anonimato, cuál es el procedimiento que esa institución debe seguir para brindar seguridad en un partido considerado de “alto riesgo”, como el encuentro de cuartos de final entre Alianza y FAS, donde ocurrió la tragedia que dejó 12 muertos y 100 lesionados.
El policía con una larga experiencia hizo una valoración de la actuación de la institución policial, antes, durante y después de la tragedia en el estadio Cuscatlán.
En primer lugar, aclara que todo partido de la Liga Mayor de las fases eliminatorias previo a una final, son considerados de alto riesgo, debido a la afluencia de aficionados.
“En este sentido, se realizan reuniones previas entre los principales dirigentes de la Liga Mayor y la Policía, en las cuales se delimitan y ordenan las diferentes responsabilidades”, dice.
Esa coordinación está reglamentada en las Bases de Competencia de la Primera División que establece que el control y la vigilancia de los estadios para garantizar la seguridad necesaria a los clubes visitantes y aficionados serán coordinados por “los clubes que actúen de local junto con la Policía Nacional Civil”.
La Revista Factum reveló la semana que hubo reunión previa entre representantes de los equipos involucrados, las autoridades del fútbol salvadoreño y cuatro mandos de la Policía, incluido el subcomisionado Walter Guillén Moreno, jefe de la Unidad del Mantenimiento del Orden (UMO), en la que planearon la seguridad del evento.
Luego el agente especifica que en la reunión se acuerda que cada institución tiene un rol a la hora en que se desarrolla el evento deportivo, pero con lo que respecta a la seguridad, enfatiza que es la Policía la que toma control y las demás quedan subordinadas a lo que esta decida.
“El control total de la seguridad es responsabilidad de la institución policial, nadie más se encarga. De tal manera, que todo lo que ocurra en el exterior e interior del estadio, debe estar supervisado y controlado por la Policía”, explica.
Asimismo asegura que una de las principales funciones y deberes del encargado del dispositivo de seguridad es evaluar los tiempos de ingreso de los aficionados.
El agente explica que la Policía es la única que puede determinar si la cantidad de personas que están afuera de las entradas sobrepasa los espacios disponibles en el interior del estadio.
“La valoración la hacen los oficiales asignados a cada sector, según la cantidad de personas que se encuentran haciendo fila para ingresar, así como de aquellas que ya se encuentran en las diferentes áreas del estadio” manifiesta.
Además, la Policía tiene como responsabilidad identificar la venta ilegal de boletos en las afueras del estadio, evitar las agresiones entre las barras, determinar si los aficionados que han consumido bebidas embriagantes están aptos para ingresar y “reprimir todo tipo de actividad que rompa con el orden público y el buen desarrollo del partido”.
Para el oficial, la prioridad de investigación en el caso en particular sobre los hechos del sábado, está en determinar quién fue el que decidió cerrar los portones de acceso a sol general, sin previa evaluación que afuera de este sector se encontraban cientos de personas sin poder ingresar.
“Debieron existir valoraciones antes de hacer esta maniobra ya que las personas no llegaron en forma de estampida ni de forma repentina, sino que fue de forma escalonada” advierte.
¿Por qué no actuó la UMO?
Una de las críticas de los aficionados el día de la tragedia fue que los integrantes de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) no intervinieron.
El policía expone que fue precisamente la falta de valoración por los oficiales encargados de cada sector, que no permitió que la UMO saliera antes que las personas se aglutinaran, a pesar que son los especialistas en el manejo de multitudes.
“En ningún momento se observa una intervención activa de la policía, pese a que pasó mucho tiempo, en el cual las personas se encontraban aglomeradas en la entrada de sol general”, recalca.
“En este sentido la policía y la UMO faltaron a los principios básicos que tienen que ver con el manejo y control de multitudes, que permitan que un evento de esta naturaleza se realice sin ninguna consecuencia” sentencia.
El policía asegura que el largo tiempo que había pasado, el cansancio, la frustración de no poder entrar al estadio y que ninguna autoridad brindaba información ocasionó que las personas optarán por lo más lógico: forzar la entrada para aliviar la situación de ahogamiento y asfixia, causando la avalancha de personas y el resultado fatídico.
Otra de las quejas de los aficionados que presenciaron la tragedia fue los mecanismos de evacuación por parte de las instituciones, que incluso afectó el ingreso de las ambulancias, según se observa en videos compartidos en redes sociales.
“No hubo nadie que hiciera acciones de emergencia para comenzar a evacuar, al contrario, se dejó al libre proceder de las personas para buscar una salida a la situación de emergencia que se estaba suscitando” subraya el policía.
Aunque la Fiscalía General de la República (FGR) ha centrado la investigación sobre la seguridad del partido en los organizadores deportivos, el oficial enfatiza que las demás instituciones, así como los dirigentes de los clubes no tienen responsabilidad sobre el dispositivo de seguridad “propio de la policía”, sino estos se supeditan a las recomendaciones y observaciones que les hace.
“Quien organiza, planifica desarrolla y ejecuta el dispositivo técnico de seguridad es la institución policial” puntualiza.